CONTENUR ofrece su know-how aplicado al mantenimiento de este equipamiento urbano
Todos tenemos perfectamente asumido que garantizar la seguridad durante el juego es vital cuando hablamos de áreas infantiles. En cambio, tendemos a no tomar demasiada conciencia de la influencia de nuestras decisiones en lo relativo a la imagen de los equipamientos, las necesidades de restauración derivadas del uso y, por ende, el alargamiento de la vida útil que nos van a permitir amortizar las inversiones municipales de forma razonable.
Actualmente en los municipios españoles conviven parques infantiles de indudable valor lúdico e importante inversión económica, con otros de menor presupuesto que proporcionan soluciones a las necesidades básicas de divertimento para niños y niñas. Estos equipamientos soportan mejor o peor el paso del tiempo en función de la planificación e importancia que las tareas de mantenimiento preventivo y correctivo han representado desde su instalación y puesta en uso.
Resulta bastante evidente determinar con una simple inspección ocular cuándo estos programas no han existido o, directamente han fracasado por no haber sido lo suficientemente rigurosos y constantes en los trabajos a desarrollar o, simplemente, porque la gestión y ejecución ha revelado carencias de especialización.
La luz roja se enciende cuando se pueden observar desperfectos en forma de maderas astilladas, pinturas deterioradas, malas hierbas, suciedad, tornillos visibles, pavimentos amortiguadores que han perdido su capacidad de absorción, estructuras debilitadas por el uso, holguras y desajustes de piezas o, incluso roturas y desaparición de componentes.
Alcanzar este escenario significará dejar la puerta abierta a que se produzca un accidente que inevitablemente llevará asociado una muy incómoda responsabilidad directa como gestores. Tocará pues ponerse manos a la obra con la mayor diligencia posible para revertir la situación.
La realidad empírica nos indica que la actuación que suele adoptarse pasa por reponer todos los equipamientos afectados por otros nuevos para restablecer la seguridad, con el consiguiente esfuerzo económico municipal...pero, no es la única opción viable.
Existe una alternativa sostenible y más económica consistente en recuperar y restaurar materiales, componentes, pavimentos, etc. Y, en definitiva, todas aquellas actuaciones que, respetando la normativa vigente y las indicaciones de los fabricantes, permitan una adecuación de las áreas infantiles con el único fin de devolver la seguridad a estos espacios lúdicos y proporcionar una segunda vida útil a los equipamientos que las integran.
Las normas europeas UNE-EN 1176-1, UNE-EN 1176-2 A11 y UNE-EN1177 son la referencia para parques infantiles en España (las comunidades de Galicia y Andalucía cuentan además con sus propios decretos) e incluyen las medidas de seguridad requeridas en la fabricación, instalación, inspección y mantenimiento en dichas áreas de juego.
Acorde a ello se deberán realizar 3 tipos de inspecciones:
Pese a que existe una normativa de referencia que fija una frecuencia recomendable no superior a 30 días la realidad es que dicha periodicidad debería ser adaptada atendiendo diversos factores como el clima de la zona, la densidad de uso y el grado de vandalismo entre otras claves a tener en cuenta. La inspección ocular de rutina permite identificar riesgos evidentes que pueden derivarse de actos vandálicos, el uso o las condiciones meteorológicas. Por ejemplo, piezas en mal estado, presencia de cristales, restos de suciedad, etc.
Se debe realizar al menos una vez cada tres meses. Hablamos de una inspección más profunda cuya finalidad consiste en chequear el funcionamiento y la estabilidad de los equipamientos y, en particular, detectar el desgaste de los equipamientos.
Se debe realizar una vez al año y su objetivo será comprobar el nivel de seguridad global de equipamientos, cimientos y superficies.
A diferencia de la inspección funcional, en este caso, no solamente nos centraremos en asegurarnos que los equipamientos funcionen correctamente sino que además deberemos evaluar el estado de materiales y anclajes, revisar las reparaciones que hayan podido efectuarse y asegurarnos que no se han producido cambios a nivel cumplimiento de la normativa.
Además de las inspecciones citadas deberá ser de aplicación un programa de mantenimiento preventivo asociado y, por supuesto, el mantenimiento correctivo necesario con el fin de preservar los equipamientos en perfecto estado de uso sin riesgos para la seguridad de los más pequeños/as.
Debe cumplir los requisitos de la norma UNE-EN 1176-7 así como tener en cuenta las instrucciones del fabricante.
También estará regulado por la norma UNE-EN 1176-7 e incluirá las medidas oportunas para corregir los defectos o para restablecer el nivel de seguridad del parque infantil, como pueden ser la sustitución de piezas o trabajos de soldadura o reparación. En caso de deterioros graves que pongan en peligro el uso de los juegos, deberá procederse a la reparación inmediata o a la retirada o clausura del mismo.
Independientemente de la solución elegida esto nos permitirá retomar el binomio seguridad e imagen que, en algún momento, debimos dejar de lado. Obviamente ambas deberán garantizar la puesta en marcha a partir de ese momento de un estricto plan de mantenimiento asociado o, de lo contrario, seguiremos inmersos en el bucle de inversión y gasto recurrente que nunca llega a ser amortizado en el plazo previsto provocando una obsolescencia innecesaria por inacción en la conservación.
En este sentido, cabe reseñar que, en algunas ocasiones, menospreciamos la importancia de recurrir a especialistas para acometer los trabajos de adecuación y mantenimiento de áreas infantiles.
De la misma forma que no ponemos la reparación de un ascensor en manos de un siempre hábil conserje de una comunidad de vecinos tampoco deberíamos asumir con naturalidad que la seguridad de los equipamientos infantiles pueda descansar en personas y empresas que no cuenten con la formación, experiencia, certificaciones y profundo conocimiento e interpretación de la normativa de aplicación que permita garantizar a los más pequeños un juego sin riesgos añadidos.
Si somos capaces de aplicar rigor y dedicación especializada en las labores de prevención y mantenimiento de los equipamientos infantiles mayor retorno recibirán los municipios, ganando en tranquilidad y reducción de gasto.
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