Medio Ambiente

En enero de 2018, la Unión Europea adoptó una estrategia para el plástico en el marco de su plan de acción de economía circular que tiene como objetivo reducir los desechos plásticos. Las acciones para conseguirlo son diversas y pasan por conseguir que el reciclaje sea rentable para las empresas, frenar los residuos plásticos, impulsar la innovación y la inversión y estimular el cambio global.

Así se define como hacer un cambio. Pero la realidad es tozuda. Los datos del uso de plástico no sólo en Europa si no en todo el mundo, no acompañan. El Plastic Waste Makers Index (PWMI) 2023 con datos de hasta finales del 2021 de la Mindroo Foundation muestra que la contaminación del planeta por plásticos sigue empeorando. Actualmente hay más residuos de plástico de un solo uso que nunca: 6 millones de toneladas métricas adicionales que sería el equivalente a casi un kilo por persona en el planeta, generadas en el año 2021 en comparación con el 2019. Un total de 139 millones de toneladas en 2021.

Este informe también constata que el reciclaje no consigue escalar lo suficientemente rápido y aún es una actividad marginal. Otro dato: de 2019 a 2021, el crecimiento de los plásticos de un solo uso fabricados a partir de combustibles fósiles fue 15 veces superior al de los plásticos reciclados

¿Y cuando ya no lo usamos, a dónde va a parar el plástico? Las evidencias son claras: el 90% acaba en todas partes, en los vertederos, en el fondo del mar y convirtiéndose en micro plásticos más difíciles de encontrar y que afectan directamente a nuestra salud y a la del planeta. Según Greenpeace, cada humano come 21 gramos de plástico al mes, ya que éste se ha introducido en la cadena alimentaria. Pero quizá existe la posibilidad de revertir la situación. Una opción muy clara es reciclar el plástico, convertirlo en algo que vuelva a tener un uso y, a la vez, pueda volverse a reciclar. 

Mobiliario reciclado

Parece difícil pero cada acción cuenta. En BENITO se empezó a trabajar con plástico reciclado en el año 2018. Los envases que van al contenedor amarillo se transformaron en un bloque compacto en forma de tablón para fabricar un banco. Parecía un tablón de madera, pero era de plástico reciclado. Fue el primer paso. Con este nuevo material, al que se le ha puesto el nombre de ReBnew, BENITO, ganó el concurso de la Diputación de Barcelona para instalar 6.087 bancos en distintas poblaciones de la provincia de Barcelona. Han pasado cinco años y los bancos no se han deteriorado. 

Este modelo de banco, el Ecosens abrió la puerta a utilizar este material para otros productos. Ahora también se fabrican con ReBnew el banco Citizen, del diseñador Eugeni Quitllet, o el modelo Vertebra y otros elementos de mobiliario urbano como pasarelas, mesas de picnic, alcorques, jardineras o papeleras. La estrella entre estas últimas es el modelo de papelera Gea, de 50 litros de capacidad y con un diseño moderno.

BENITO es el único fabricante que cuenta con esta materia primera. El plástico usado es el de la fracción mixta, un residuo sucio, poco uniforme y muy difícil de tratar, que BENITO consigue convertir, después de un período de investigación, en el ReBnew, una materia prima ideal para conseguir un mobiliario urbano de gran durabilidad y con una garantía que llega a los 20 años en algunos productos. El material está fabricado a prueba de golpes y de grafitis. En caso de que sea pintado, se puede limpiar de forma muy fácil con un decapante.

Está claro que hay un problema grave referente a la gestión de los residuos plásticos. Sólo hay dos opciones: dejando de fabricar a partir de combustible fósiles y reciclándolo para darle un nuevo uso alargando su vida. En BENITO hemos apostado por la economía circular: esas botellas que se tiran a la papelera son ahora parte de la papelera.