Entrevista a Alex Pelaez Astorkia, Director General de Medio Ambiente en la Diputación Foral de Bizkaia
Marcándose como objetivo primordial alcanzar la neutralidad climática para 2050, Bizkaia ha comenzado a trabajar en el diseño e implementación de mecanismos que le permitan alcanzar esta meta. En un intento por aglutinar la diversidad biológica y paisajística con los aspectos socioeconómicos y culturales de la región, la Diputación Foral se encuentra actualmente perfilando uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha: erigir para el territorio histórico de Bizkaia una Infraestructura verde-azul. Esto es, una red ecológica que integre zonas naturales, seminaturales y otros elementos ambientales para contribuir a mejorar la calidad ambiental de la región y los paisajes que la conforman.
En palabras de Alex Pelaez Astorkia, Director General de Medio Ambiente en la Diputación Foral de Bizkaia, se trata de “una inversión de futuro en los ecosistemas” que promete contribuir a la adaptación del territorio a los efectos climáticos. En esta pieza el experto desgrana las claves de esta nueva planificación urbanística sostenible, la incidencia positiva que se espera tenga en el territorio, de qué manera se están coordinando las administraciones para acelerar su puesta en marcha y los distintos desafíos que enfrentan.
La infraestructura verde-azul (IVA) es una herramienta imprescindible para afrontar el reto de la reducción y deterioro de los hábitats naturales y la fragmentación del territorio, para enfrentarnos a la emergencia climática y a la pérdida de biodiversidad que padecemos en todo el planeta. Se trata de crear una red de espacios naturales y seminaturales que aporten a la sociedad una extensa gama de servicios ecosistémicos, manteniendo sus componentes básicos, que hacen que los ecosistemas se conserven y sostengan en el tiempo, para que podamos contar con esos servicios, sin los que no podríamos vivir.
La propuesta que hacemos desde Bizkaia es una aportación a la estrategia que propuso la UE hace diez años. Y queremos que sea también una herramienta para nuestros ayuntamientos. Somos conscientes de las limitaciones que tienen los gobiernos locales para diseñar y establecer una IVA a nivel municipal y, por tanto, esta propuesta quiere aportarles una referencia para ello. La nuestra es una propuesta abierta, que necesita concreción y adaptación a una escala más local.
Bizkaia es un territorio intensamente poblado por infraestructura gris, es decir, carreteras y autopistas, terrenos urbanizados, etc., muy necesaria pero que genera importantes problemas de pérdida y degradación de las funciones básicas ecosistémicas, de conectividad para las especies o de vulnerabilidad a los efectos climáticos. La IVA intenta paliar estos efectos creando una red de espacios que “permeabilicen” esta infraestructura gris y permitan a la naturaleza mantenerse.
Hemos partido de unos trabajos técnicos previos: la Red de Corredores Ecológicos de la CAPV, la Infraestructura Verde de las Directrices de Ordenación del Territorio y la propuesta de IVA para Bizkaia que nos elaboró expresamente la Catedra UNESCO de la UPV/EHU.
Así, se han definido lo que se conoce como “áreas núcleo”, terrenos de alta calidad ambiental que aportan una variedad de servicios ambientales y son la base de la red. Hemos identificado 24 áreas, destacando los espacios naturales protegidos (Gorbeia, Ordunte…). A partir de ahí, se han diseñado unos corredores verdes (tierra) y azules (agua) que interconectan estas áreas y dan coherencia y funcionalidad a toda la red.
Bizkaia tiene un potencial enorme para desarrollar su infraestructura verde-azul, ya que cuenta con gran cantidad de elementos naturales, seminaturales y urbanos que, con una correcta gestión, conservación y recuperación, pueden enriquecer la IVA y los servicios ecosistémicos que ésta aporta.
"La Infraestructura Verde-Azul se concibe como una red ecológica que integra zonas naturales y seminaturales para mejorar la calidad ambiental y los paisajes de Bizkaia"
La “columna vertebral" de toda esta red son los espacios naturales protegidos de Bizkaia, que son lugares que ya están funcionando como infraestructura verde-azul. Aquí, la labor de la Diputación Foral de Bizkaia a través del Servicio foral de Patrimonio Natural, manteniendo y potenciando los parques naturales o los espacios Natura 2000, es esencial. Y lo mismo cabe decir para las áreas de interés de las especies protegidas y los montes públicos, que deben ser también elementos fundamentales en la infraestructura verde-azul de Bizkaia. Por tanto, el trabajo hace tiempo que ha empezado.
Asimismo, hay que destacar iniciativas como las desarrolladas en el marco del proyecto europeo Urban Klima 2050, como la recuperación del entorno de Tonpoi, en Bermeo; la adaptación del río Estepona para la gestión de inundaciones (Bakio), o la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza en Punta Zorrotza (Bilbao). A eso hay que añadir incontables actuaciones a nivel local, porque los ayuntamientos son cada día más conscientes de la importancia de la IVA y así lo están contemplando en su planificación urbanística, caso de Durango con su Malla Verde o Bilbao con su Anillo Verde.
Hemos identificado y seleccionado los elementos que deberían formar parte de esa infraestructura verde-azul en nuestro Territorio Histórico. A partir de aquí, debemos profundizar en su conocimiento y diseño: evaluar su estado de conservación y su capacidad de proveer servicios, su necesidad de restauración, identificar las áreas de conflicto y darles una solución...
Debemos definir también su materialización en entornos urbanos. Este va a ser un reto sobre todo para los entes locales, ya que tendremos que trabajar en entornos muy artificializados, promoviendo su renaturalización y su rediseño y, cómo no, su conectividad con los entornos periurbanos y rurales. En este trabajo las llamadas Soluciones basadas en la Naturaleza van a ser una herramienta fundamental.
El reto es crear cada vez más infraestructura verde-azul para incorporarla a la red, principalmente en lugares donde no haya, pero también aumentando y fortaleciendo la red allí donde ya esté presente. Y en la medida en que todas las administraciones trabajemos de manera coordinada, el impacto de esta red en el territorio será importante y creciente, y sus efectos notorios.
De la misma manera que hasta hace poco no se entendía ninguna planificación territorial que no contemplara las vías de comunicación, los núcleos residenciales o los terrenos para las actividades económicas, tampoco se entiende ya que no se contemple y prevea la infraestructura verde-azul, que es un instrumento muy útil para una ordenación y planificación urbana respetuosa con el medioambiente. Así lo entendemos en la Diputación Foral de Bizkaia cuando abordamos los Planes Territoriales Parciales, como el del Bilbao Metropolitano, donde la infraestructura verde-azul es un elemento básico de su propuesta, o cuando los ayuntamientos renuevan sus PGOUs.
"Si las administraciones trabajamos de manera coordinada, el impacto de esta red en el territorio será importante y creciente, y sus efectos notorios"
La conectividad ecológica es uno de los criterios fundamentales a la hora de diseñar la infraestructura verde-azul, ya que para cumplir su función ésta debe permitir la interconexión y libre tránsito de las especies. De nada sirve tener “islas de naturaleza” si éstas no están conectadas entre sí, ya que están condenadas a la merma, deterioro y desaparición, amén de su empobrecimiento por la falta de intercambio genético.
Por el momento no se ha hecho una cuantificación económica, porque estamos en una fase inicial de diseño de la red. Vamos a analizar donde es más débil esa red y dónde debemos actuar de manera prioritaria y de qué manera. Ya tenemos un análisis preliminar de lo que llamamos áreas de conflicto, es decir, los espacios donde chocan la infraestructura gris con la infraestructura verde y donde es necesario buscar soluciones para permitir la plena funcionalidad de unas y otras infraestructuras.
Para desarrollar la infraestructura verde-azul vamos a tener que ser imaginativos y buscar financiación donde haya. También será fundamental el trabajo en común de las distintos agentes que operamos en el territorio para optimizar toda actuación que se haga en la infraestructura verde-azul.
Crear infraestructura verde-azul es tan importante como hacer una carretera o un polígono industrial; es una inversión de futuro en los ecosistemas que diariamente nos proveen de recursos que son indispensables; sin aire limpio, agua potable, insectos polinizadores de cultivos o especies que reciclan la materia orgánica, por ejemplo, no podríamos mantener nuestro modo de vida. Y para mantener todos estos recursos la IVA es clave.
Además, invertir en infraestructura verde-azul, más allá del beneficio evidente de conservación, comporta un beneficio también para sectores económicos como el primario, el forestal o la sanidad, que van a ver mejorados sus resultados a través de mejores cosechas, menos enfermedades y mayor capacidad para afrontarlas, menos gastos en situaciones de emergencia (sequías, inundaciones, etc.) o simplemente mejoras en las condiciones de trabajo.
"Crear infraestructura verde-azul es tan importante como hacer una carretera o un polígono industrial; es una inversión de futuro en los ecosistemas que nos proveen de recursos indispensables"
El principal desafío es el trabajo coordinado de los distintos agentes. A pesar de la variedad de administraciones y agentes económicos, sociales, etc., que de manera permanente operamos e incidimos en el territorio, éste es único para todos. Por tanto, no nos queda otro remedio que trabajar de la manera más concertada posible. En esta línea, la Diputación Foral de Bizkaia ha dado el primer paso y, al definir la red de infraestructura verde-azul, ha marcado el rumbo a seguir.
En el ámbito de los retos y en estrecha relación con la infraestructura verde-azul, la Unión Europea ha puesto encima de la mesa otro muy importante mediante la inminente aprobación del Reglamento de Restauración de la Naturaleza. Una norma que plantea la obligación de poner en marcha para 2050 la restauración de todos los ecosistemas que lo necesiten, con una serie de objetivos específicos para la restauración de algunos de ellos en concreto.
La Diputación Foral de Bizkaia lleva años invirtiendo en acciones por el clima: plan de actuación energética de la Diputación Foral, subvenciones a ayuntamientos para actuaciones energéticas, medidas de protección de la biodiversidad y de los espacios naturales, deducciones para empresas que inviertan en reducción de consumo energético... No obstante, necesitamos coordinar e integrar todas estas actuaciones y para ello estamos afrontando una planificación en materia de cambio climático, una estrategia que permita a Bizkaia ser neutra en carbono para el 2050.
La creación y gestión de la red de infraestructura verde-azul de Bizkaia va a ser uno de los elementos más importante de esa estrategia, por su contribución a la adaptación del territorio a los efectos climáticos y a la creación de sumideros de carbono en donde se pueda fijar el CO2 emitido a la atmósfera.
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