Esta iniciativa, impulsada por el European Forest Institute, llevará a cabo un programa con actividades a lo largo de este 2022
El miércoles 24 de marzo el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha estrenado el título de Ciudad Europea del Bosque 2022 con unos diálogos en la Pedrera sobre el papel de las biociudades. Esta iniciativa ha sido impulsada por el European Forest Institute (EFI) con el apoyo del AMB, el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona, la Generalidad de Cataluña y diferentes centros de investigación. El Comité Organizador de este proyecto, conformado por representantes de todos los organismos implicados, llevará a cabo un programa con actividades a lo largo de este 2022.
Con este reconocimiento, el European Forest Institute (EFI) avala la gestión de la ciudad y la metrópolis en las actividades que favorecen la conservación, protección y desarrollo de las áreas forestales, así como la investigación de un nuevo modelo urbano que promueva soluciones basadas en la naturaleza. En este marco, la ciudad de Barcelona y su área metropolitana fomentarán la participación pública en actividades relacionadas con el tema de reflexión de este año: bioeconomía para las ciudades, es decir, cómo pueden las biociudades transformar la forma en que vivimos en el planeta.
Los diálogos han girado en torno a cuatro ejes temáticos principales: la renaturalización de las ciudades, bioeconomía circular, la madera como nuevo material del siglo XXI y la colaboración público-privada. Las próximas fechas son en mayo, con las jornadas científicas sobre biociudades y conferencias de la nueva arquitectura ecológica africana; en junio con Bioblitz de Collserola y visitas a los centros EFI de Cataluña y el 5 octubre con la conferencia anual del EFI, con un seminario científico de biociudades.
Desde 2014, este reconocimiento ha pasado por diferentes ciudades y regiones europeas como Cerdeña, Oslo, Viena, San Petersburgo, Bilbao, Aberdeen, Bonn y Praga. La candidatura de Barcelona y su área metropolitana recibió el apoyo de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, el Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès, el Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola, el Colegio de Arquitectos de Cataluña, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Cataluña, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, la Feria de Barcelona, la Fundación Cataluña la Pedrera, el Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña y la Universidad Politécnica de Cataluña.
La infraestructura verde metropolitana es el conjunto de espacios naturales conectados que proporcionan servicios ecosistémicos, es decir, un conjunto de importantes beneficios que mejoran la calidad ambiental y social de los habitantes. Estos espacios abiertos mejoran la calidad del aire, potencian la biodiversidad, actúan como sumideros de CO2 y ofrecen uso lúdico y social a la ciudadanía como espacios de ocio, recreo y deporte.
Más del 50% del territorio metropolitano está formado por esta infraestructura verde en la que se juntan montañas, parques urbanos, playas y ríos. El área de Barcelona cuenta con el Parque Natural de la Sierra de Collserola, el macizo del Garraf, las montañas de Ordal, la sierra de Marina, los ríos Llobregat y Besòs y 30 kilómetros de playas.
El AMB tiene una serie de competencias relacionadas con la infraestructura verde que abarcan desde el diseño y la creación de espacios verdes y naturales hasta el mantenimiento, la protección y la conservación de estos espacios, así como la gestión integral de las playas, la gestión y el mantenimiento de la red de parques metropolitanos (XPM) o la recuperación socioambiental de las cuencas del Llobregat y del Besòs. Además, el AMB forma parte del Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola y ha llevado a cabo la redacción del PEPNat: un nuevo planeamiento urbanístico y ambiental que tiene como objetivo potenciar la protección natural de Collserola.
Estos espacios constituyen la base de las biociudades: entornos urbanos que siguen las normas de los sistemas naturales y que aplican los principios de la economía circular con el objetivo de convertirse en ciudades de cero emisiones, tal y como propone la UE año 2050. El campo de aplicación de la bioeconomía circular en ciudades incluye el uso de materiales provenientes de los bosques (en particular, la madera en la construcción o como materia prima en el sector industrial), productos marinos,el desarrollo de biomateriales a través de nanotecnologías, un nuevo metabolismo urbano a partir de sistemas renovables en el campo de la energía y los ciclos del agua, la producción de comida en las ciudades o el desarrollo de la biodiversidad urbana y otros servicios medioambientales relativos a los bosques urbanos y espacios verdes. Todas estas iniciativas tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas que residen, tanto en lo que se refiere a la calidad del aire, a la salud global como al empoderamiento ciudadano.
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