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Urbanismo


¿Crees que la Puerta del Sol de Madrid necesita una reforma para mejorar la calidad del espacio público?


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13/11/2013

¿Cree que la Puerta del Sol necesita una reflexión para la mejora de la calidad del espacio público? Puede responder: sí o no. ¿Le gustaría que la Puerta del Sol tuviera un área donde sentarse o descansar? Sí o no. ¿Considera necesario que exista sombra en la Puerta del Sol? En caso afirmativo, seleccione de qué tipo: vegetación, toldos, marquesinas y/o sombrillas.

 

Hace algunas semanas se creo un cuestionario publico al que ya puede contestar en internet (http://cort.as/688t) y dar su opinion sobre la reforma de la Puerta del Sol, que impulsa el Colegio de Arquitectos de Madrid con la complicidad de Comunidad y Ayuntamiento. Sin embargo, las Administraciones no se han comprometido a aportar la financiación, lo que deja el plan en el aire.

 

El proyecto —comisariado por Carlos Lahoz, Manuel Leira y Ariadna Cantis , y con la colaboración de José Antonio Blasco— busca “orientar el rumbo de la evolución de Sol”. A las bases de la convocatoria, presentadas por el Colegio de Arquitectos, el Ayuntamiento y el Gobierno regional, se añadirán como referencia obligada las conclusiones del formulario mencionado anteriormente y las reflexiones ciudadanas recopiladas a través de las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram de aquí a diciembre.

 

Para enriquecer el debate, el Colegio de Arquitectos ha organizado entre octubre y noviembre dos rondas de encuentros con políticos, técnicos, historiadores, comerciantes y otros profesionales, además de una exposición en su sede de la calle Hortaleza, 63.

 

El concurso, presidido por la alcaldesa, Ana Botella; el presidente regional, Ignacio González; y el decano del Colegio, José Antonio Granero; cuenta con un jurado integrado por Rafael Moneo, Emilio Tuñón, Juan Herreros y Martha Thorne. Se fallará en diciembre y tendrá tres premios de 24.000, 9.000 y 6.000 euros, pero el principal reconocimiento consistirá en la ejecución, total o parcial, del proyecto. Total o parcial porque, dado que Ayuntamiento y Comunidad han evitado comprometerse a la hora de realizar o financiar la reforma, su llegada a buen puerto dependerá de las empresas patrocinadoras: OHL (que rehabilita ya el complejo Canalejas), Samsung, JCDecaux y Banco Sabadell. El Colegio de Arquitectos defiende que tiempo habrá, a lo largo de los años, para convertir el proyecto paulatinamente en realidad. Todo para que no termine como definió Ángel Fernández de los Rios en su Guía de Madrid: manual del madrileño y del forastero (1876) la reforma del siglo XIX, y como se podría aplicar a otras que llegaron después: “Al cabo de infinitos proyectos, luminosos informes, extensos dictámenes y reñidas polémicas, la obra estuvo muy lejos de corresponder a las proporciones que se le habían dado, ni en belleza ni en forma ni en comodidad para el público”.

 

Para más información.

 

Historia de la Puerta del Sol

 

Si algo ha tenido Sol han sido reformas, pero algo ha debido fallar si el propio presidente regional, Ignacio González, cree que en pocos momentos de su historia centenaria ha estado “menos atractiva que ahora”.

 

Sin tener que remontarse a sus albores, en el siglo XV, cuando aguadores y vendedores ambulantes se instalaban entre la ermita y el arroyo del Arenal, o al engalanamiento que impulsó Carlos III para el que ya se había tornado en principal mentidero de la corte, la primera reforma moderna de calado tuvo lugar en el siglo XIX.

 

Asegura el cronista Pedro Montoliu en su libro Madrid, Villa y Corte que, “mientras en Londres cada habitante disponía de 112 metros cuadrados de superficie, los vecinos de Madrid y París tenían tan solo 28. Los cerca de 300.000 madrileños que vivían en la villa hacia 1860 se concentraban en menos de 9.900 casas”.

 

La reforma de Sol, uno de los muchos proyectos de la época para ampliar y mejorar la ciudad, se encargó a Lucio del Valle; antes, se había adoquinado para ordenar el paso de 3.950 carruajes y 1.414 caballos cada día entre las ocho de la mañana y las nueve de la noche, añade Montoliu. El primer semáforo no se instalaría no se instalaría en Madrid hasta 1926, en Alcalá con Gran Vía.

 

Durante esta reforma, se derribaron primero buena parte de los edificios existentes, entre 1854 y 1858 (entre ellos, la iglesia y el hospital del Buen Suceso, cuyos restos se han descubierto este verano bajo la futura tienda de Apple y antiguo hotel de París, el más lujoso de la ciudad por décadas); la plaza se concluyó en 1862, y en seis años se levantaron los nuevos inmuebles. “La reforma supuso la desaparición de las calles Zarza, Duda y del callejón de Cofreros, aparte de una inversión de 63 millones de reales”, dicta Montoliu. La ciudad ganó, además, el reloj del edificio de Gobernación.

 

Con el siglo XX llegó el diabólico enrejado de raíles y cables de los tranvías, la primera línea de metro, entre Sol y Cuatro Caminos, la reconversión de una pequeña sastrería de la calle Preciados en los grandes almacenes de El Corte Inglés... y más reformas.

 

En 1950, el arquitecto Manuel Herrero Palacios elimina líneas de tranvía para dejar paso a los coches, y plantó dos fuentes gemelas y la placa del kilómetro cero, a los que se sumó años después la estatua del oso y el madroño.

 

En marzo de 1985, los arquitectos Antonio Riviere y Javier Ortega sometieron a debate en el Colegio de Arquitectos su proyecto de remodelación, al que se opuso, entre otros, Miguel Fisac. Se llevó a cabo, y el entonces alcalde, el socialista Juan Barranco, inauguró la plaza en diciembre de 1986 tras dos años de obras y una inversión de seis millones de euros; el tráfico se redujo de cinco a tres carriles por sentido, y el área para viandantes se concentró en la desembocadura de las calles Preciados, Carmen y Montera. Sin embargo, el detalle más recordado de la reforma fue la revuelta popular contra las 80 farolas de estilo supositorio, que Barranco sustituyó al final por otras de estilo fernandino, contra el deseo de los arquitectos.

 

Aquella reforma mantuvo la plaza paralizada, patas arriba y colapsada durante dos años. La siguiente, y última hasta la fecha, duró el doble. Entre 2005 y 2009, aprovechando la construcción de una estación de tren en sus entrañas (la obra se retrasó al hallarse restos de la iglesia del Buen Suceso), se limitó el tráfico a dos carriles entre Mayor y la carrera de San Jerónimo (a los que el Ayuntamiento ha arañado este año un carril-bici) y se aumentó la superficie peatonal.

 

Aquella obra costó 4,6 millones. Sin embargo, el ahora líder regional y entonces vicepresidente, Ignacio González, consideró el viernes “muy urgente recuperar la Puerta del Sol y hacer una plaza, que es la más importante de Madrid por su carácter céntrico, mucho más atractiva a mi modo de ver de lo que hoy es”. “Y que se haga por parte de profesionales y con el objetivo de convertirla en una de las más atractivas de Madrid, que pueda competir con otras plazas del mundo y que sea un sitio exclusivo para turistas internacionales y nacionales. Eso le falta a la Puerta del Sol”, añadió.

 

Olvidó mencionar que, pese a esta “urgencia”, la Comunidad no planea poner ni un euro. Tampoco el Ayuntamiento, que no ve necesario cambiar la plaza de arriba abajo pero fue el detonante de esta reforma, al anunciar en 2012 su intención de colocar un quiosco con terraza de 300 metros cuadrados y un centenar de árboles en Sol. Los árboles fueron los primeros en desaparecer, al admitir el propio Ayuntamiento que no había tierra suficiente bajo los adoquines para plantarlos. La terraza está paralizada después de que el Colegio de Arquitectos les convenciera para abrir un proceso de reflexión entre la ciudadanía y convocar un concurso internacional de ideas que reordene lo que ya hay en la plaza antes de sumar elementos adicionales.


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