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"El concepto de diseño circular es esencial cuando hablamos de sostenibilidad en el mobiliario urbano"

Entrevista a Salvador Fábregas, diseñador de mobiliario urbano y docente en Elisava, Facultad de Diseño e Ingeniería de la UV-UCC


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Elisava


25/03/2025

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La creciente importancia del diseño urbano en la configuración de las ciudades modernas ha dado lugar a una reflexión constante sobre cómo los espacios públicos pueden mejorarse para satisfacer las necesidades de la sociedad. En este contexto, el mobiliario urbano desempeña un papel fundamental, no solo como elemento funcional, sino también como una herramienta para mejorar la calidad de vida, promover la interacción social y respetar el entorno natural.

Para profundizar en cómo el mobiliario urbano puede transformar el espacio público, promoviendo la sostenibilidad y la accesibilidad, y cuáles son sus implicaciones en la vida cotidiana de los ciudadanos, entrevistamos a Salvador Fábregas, diseñador de mobiliario urbano y docente en Elisava, Facultad de Diseño e Ingeniería de la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya. Su trabajo se enfoca en el diseño sostenible que contempla el ciclo de vida del producto, los procesos de fabricación y los materiales utilizados. Con una sólida formación académica y una destacada trayectoria, el experto ha sido galardonado con premios como el Delta de Plata y el Premi Catalunya d’Ecodisseny.

Resaltando la importancia de la educación, el conocimiento y la investigación en los campos del diseño, la comunicación y la ingeniería, Fábregas explica que Elisava se dedica a formar a profesionales que, con un enfoque creativo y crítico, sean capaces de diseñar soluciones innovadoras que respondan a las necesidades sociales, culturales y ambientales del mundo contemporáneo. En sus más de 60 años de trayectoria, la Facultad de Diseño e Ingeniería ha capacitado a más de 20.000 estudiantes, para diseñar productos, servicios y entornos que contribuyan a una sociedad más inclusiva, responsable con el medio ambiente y con un impacto positivo en la comunidad. En palabras de Salvador, "para Elisava, el mobilario urbano es una parte fundamental del diseño, que no solo busca la estética y la funcionalidad, sino que también está profundamente comprometido con los valores sociales y medioambientales”.

 

¿Cuál es su filosofía personal en cuanto al diseño de mobiliario urbano?

Mi filosofía personal respecto al diseño de mobiliario urbano se ha fundamentado, desde mis inicios, en dos principios esenciales: la sostenibilidad y el diseño para las personas. Un ejemplo temprano de esta opción es la papelera “Releu”, un diseño realizado en 2006 utilizando plástico reciclado, “cuando aún no se hablaba tanto sobre reciclaje y estábamos en los inicios del creadle to creadle”.

Otro aspecto importante en mi enfoque personal como diseñador de mobiliario es la discreción para el espacio público. Mis diseños no buscan ser protagonistas; al contrario, mi intención es que las piezas se integren armónicamente con el entorno urbano, cediendo el protagonismo al espacio y a las actividades que se desarrollan en él.

Para mí, la acción del arquitecto o del urbanista debe enfocarse en cómo disponer los elementos, cómo distribuir bancos, papeleras u otros mobiliarios de manera que potencien el uso del espacio público, sin que los objetos diseñados compitan visualmente con el lugar. Mi objetivo es lograr que las personas y sus interacciones sean lo más importante, permitiendo que el diseño sea un vehículo funcional y respetuoso que potencie el urbanismo sin imponerse sobre él.

 

Desde su perspectiva, ¿cuáles son las principales tendencias actuales en el diseño de mobiliario urbano y el desarrollo de soluciones para las ciudades?

Desde mi perspectiva, existen dos grandes tendencias predominantes en el diseño de mobiliario urbano en la actualidad. La primera es una tendencia continuista, impulsada principalmente por los ayuntamientos y las empresas tradicionales del sector. Este enfoque está centrando, sobre todo, en la creación de piezas sostenibles, con énfasis especial en su durabilidad. Se priorizan materiales que requieran poco mantenimiento y ofrezcan una larga vida útil, con el fin de evitar problemas a largo plazo. Este tipo de mobiliario busca ser funcional y resistente, pero su diseño mantiene una línea clásica, sin grandes innovaciones conceptuales.

La segunda tendencia, que personalmente me agrada y interesa, se aleja del mobiliario como un simple conjunto de objetivos funcionales, como una silla, una mesa o un sofá en una casa. Este enfoque, por el contrario, parte de una visión más amplia y urbanística, que considera el mobiliario como parte integral de un espacio público repensado. Ejemplos de esta corriente son elementos como el Lungo Mare de Miralles-Tagliabue, o el concepto de las “superilles” - zonas de pacificación del tráfico para uso vecinal en Barcelona - los refugios climáticos frente al aumento de temperatura, o el “wayfinding”, que replantea la señalística sumando el uso del mobiliario urbano como herramienta para generar narrativas y espacios que fomenten la interacción social.

 

"La clave para garantizar la sostenibilidad del mobiliario a largo plazo radica en la gestión del mantenimiento"

 

Este segundo enfoque busca transformar el espacio público en un lugar donde las personas no solo se detengan brevemente, sino que se queden, conversen y aprovechen el entorno para actividades más prolongadas y significativas. Se trata de crear espacios que reúnan a las personas, replanteando como habitamos y usamos los entornos urbanos. Estas dos tendencias - el mobiliario clásico, duradero y funcional, frente al mobiliario diseñado desde una visión más integradora y social - son las principales líneas que definen el diseño de mobiliario urbano en el presente y que lejos de estar confrontadas, son dos vías muy fáciles de sumar.

 

 

 

¿Cómo se están adaptando estas tendencias a las demandas de sostenibilidad, accesibilidad y calidad de vida en los entornos urbanos?

Las mencionadas tendencias están abordando estas demandas, aunque desde enfoques distintos y complementarios. En cuanto a sostenibilidad, la tendencia continuista adopta un enfoque que prioriza la simpleza proyectual, la racionalidad de los procesos industriales, la durabilidad de los materiales y la facilidad de mantenimiento. Con años de experiencia en el sector, considero que esta es una solución muy efectiva. Por ejemplo, se utilizan metales como el hierro y el aluminio, o maderas tratadas y bien conservadas, materiales que han demostrado ser extremadamente longevos y resistentes. La sostenibilidad aquí no se basa tanto en la incorporación de materiales reciclados o innovadores, que a veces presentan problemas de trazabilidad o durabilidad, sino en garantizar que los elementos puedan mantenerse en buenas condiciones durante décadas. Este planteamiento apuesta por un menor impacto a largo plazo, al evitar la necesidad de reemplazar piezas con frecuencia.

Por otro lado, la nueva visión del mobiliario urbano empieza a experimentar y consolidar el uso de materiales reciclados como plásticos o hormigones reciclados. Sin embargo, este enfoque presenta ciertos desafíos, como la durabilidad y el mantenimiento de estos materiales, además de cuestiones relacionadas con su comportamiento en condiciones extremas. A pesar de ello, esta tendencia representa un avance hacia una mayor integración de prácticas sostenibles en el diseño urbano, explorando nuevas maneras de utilizar los recursos de manera más consciente.

En términos de accesibilidad, hay un progreso notable, impulsado tanto por nuevas normativas como por un cambio cultural en el diseño de espacios inclusivos. Actualmente, existe una normativa que regula cómo deben ser los bancos inclusivos, lo que garantiza que estos diseños sean más accesibles para todos. Por ejemplo, cada vez más bancos incluyen reposabrazos, tienen alturas normalizadas y están diseñados para facilitar su uso por todas las personas. Además, se observa un interés creciente en juegos infantiles inclusivos, algunos de los cuales están diseñados específicamente para niños con autismo, por ejemplo. Promoviendo la integración y la interacción. En el ámbito del "wayfinding", se están introduciendo pictogramas universales que trascienden barreras culturales o lingüísticas, lo que también contribuye a la accesibilidad en los entornos urbanos, sumando codigos de color como por ejemplo los caminos seguros a las escuelas de muchos municipios y ciudades con los pasos de cebra o las calzadas caracterizadas.

En cuanto a la calidad de vida, estas tendencias reflejan un compromiso por crear espacios públicos que mejoren la experiencia de las personas. Desde la longevidad y funcionalidad de los diseños continuistas hasta la innovación y la inclusividad de los enfoques más recientes, ambos caminos buscan que los entornos urbanos sean más sostenibles, accesibles y acogedores para todos. Este equilibrio entre lo tradicional y lo innovador es clave para enfrentar los desafíos de las ciudades modernas.

 

"Debemos replantear la planificación y el diseño del espacio público, no desde la perspectiva de añadir mobiliario de manera indiscriminada, sino desde un enfoque estratégico, reflexionando sobre qué elementos son realmente necesarios, dónde se necesitan y qué funciones deben cumplir"

 

 

¿Qué materiales o procesos destacan como clave para un diseño de mobiliario urbano más sostenible? ¿Qué rol juega la economía circular en el desarrollo de estos productos?

Sin duda, el concepto de diseño circular es esencial cuando hablamos de sostenibilidad en el mobiliario urbano. Aunque hoy en día se suele asociar el diseño circular con el uso de plásticos reciclados u otros materiales reciclados, como hormigones a partir de gravas recicladas, considero que hay un enfoque más amplio y profundo. Por ejemplo, el hierro fundido y el aluminio son materiales que llevan décadas siendo utilizados y que, en la actualidad, suelen incorporar hasta un 80% de material reciclado. Además, las maderas, si se mantienen correctamente, pueden tener una duración extremadamente larga. Estas han absorbido dióxido de carbono (CO₂) durante su crecimiento y, al final de su vida útil, generalmente se trituran o se integran en flujos de desechos orgánicos.

El diseño circular, por tanto, no es algo nuevo en el mobiliario urbano; ha estado presente durante muchos años. Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos visto un interés creciente en materiales duraderos que permitan cerrar los ciclos de vida. Por ejemplo, el hierro y el aluminio, una vez que terminan su vida útil, pueden volver a fundirse y ser reutilizados sin perder sus propiedades, logrando una revalorización completa. Este enfoque pone un énfasis especial en observar y analizar el ciclo de vida completo de los materiales, lo cual resulta más crucial que centrarse únicamente en tecnologías innovadoras o materiales específicos.

Por otro lado, y desde mi experiencia trabajando con muchos ayuntamientos, considero que el mantenimiento es un pilar fundamental para la sostenibilidad del mobiliario urbano. Por muy bien diseñado que esté un producto y por muy sólidos que sean sus materiales, la clave para garantizar su sostenibilidad a largo plazo radica en la gestión del mantenimiento. Ayuntamientos que cuentan con equipos de mantenimiento eficientes y comprometidos, que identifican el estado del mobiliario y lo cuidan periódicamente —barnizando, reparando y realizando ajustes necesarios— son los que logran un verdadero impacto en la sostenibilidad.

Por tanto, más allá del diseño y los materiales, el mantenimiento consciente y bien organizado, junto con la implementación de prácticas de economía circular, es lo que asegura la sostenibilidad del mobiliario urbano. Es un esfuerzo conjunto entre diseñadores, arquitectos, técnicos y las brigadas de mantenimiento de los ayuntamientos que comprenden la importancia de preservar el espacio público en óptimas condiciones. 

 

 

 

¿Cómo se integra la inclusión en el diseño de mobiliario urbano? ¿Se está dando la prioridad que merece en el desarrollo de los espacios urbanos? ¿Qué desafíos enfrenta el diseño inclusivo en el mobiliario urbano y cómo se están abordando?

A mi parecer, no en todos los lugares se está dando la prioridad necesaria a la inclusión en el desarrollo del espacio urbano. A nivel técnico, arquitectos, urbanistas y paisajistas están cada vez más alineados con este objetivo, y la inclusión se encuentra en el punto de mira. Sin embargo, en la práctica, especialmente en cuestiones más pragmáticas, como la ubicación de una parada de autobús o la adaptación de aceras estrechas, todavía queda mucho por mejorar. Todos somos conscientes de estas limitaciones en nuestros pueblos y ciudades, donde el avance en temas de accesibilidad y diseño inclusivo es lento.

Aunque los proyectos nuevos suelen cumplir con normativas y estándares de accesibilidad, la verdadera integración inclusiva encuentra barreras importantes, especialmente en espacios ya diseñados desde hace décadas. Aspectos como la anchura de aceras que comentábamos, la accesibilidad en calles antiguas, la convivencia entre peatones y vehículos o la iluminación urbana son algunos de los desafíos más comunes. Si bien los nuevos desarrollos garantizan, casi siempre, una mejor adaptación a las necesidades de inclusión, las obras de reparación o mantenimiento en espacios ya existentes no siempre logran una actualización acorde con estos principios.

 

"El diseño de mobiliario urbano debe enfocarse en las características propias de cada espacio y de cada forma de vida"

 

El punto crítico, en mi opinión, radica en la planificación urbana más que en el diseño de los objetos en sí. No basta con tener elementos inclusivos y sostenibles como bancos o farolas bien diseñados si su ubicación no responde a las características y necesidades del espacio urbano. Un banco perfectamente diseñado puede ser inútil si se coloca en una calle demasiado inclinada o en un lugar de difícil acceso, por ejemplo.

Por tanto, la clave está en que los municipios refuercen su planificación urbana, considerando la inclusión como un eje central en cada intervención. Es esencial replantearse el diseño y el urbanismo para garantizar que los espacios públicos sean accesibles, funcionales y realmente inclusivos para todas las personas, más allá de las normativas técnicas.

 

 

 

¿Qué papel juega la innovación y la tecnología en la evolución del mobiliario urbano? Por ejemplo, en la incorporación de elementos interactivos o materiales y soluciones más sostenibles. ¿Podría mencionar alguna innovación que considere un punto de inflexión en este campo?

Lamentablemente, aún juegan un papel limitado, ya que es complicado introducir innovación en un ámbito donde los riesgos asociados son altos y las decisiones deben tomarse con cautela. Sin embargo, estamos comenzando a ver avances interesantes, especialmente en el campo de los materiales, como el desarrollo de hormigones reciclados, plásticos avanzados y la impresión 3D. Aunque estas iniciativas representan puntas de lanza, todavía no son generalizadas.

En términos de nuevas tecnologías, un área que si ha mostrado un cambio significativo es la iluminación urbana, donde la integración de luces LED y antenas para la repetición de WiFi han transformado las farolas, aportándoles nuevas funcionalidades. Este tipo de avances tecnológicos está empezando a extenderse y, probablemente, a futuro se incorporarán a otros elementos del mobiliario urbano. Sin embargo, este proceso de adopción tecnológica es lento y requiere tiempo para consolidarse.

Donde sí considero que existe un potencial considerable es en la innovación social, más que en la puramente técnica. Por ejemplo, conceptos como el wayfinding (orientación y narrativa en el espacio público), los recorridos escolares seguros, o el aumento de carriles bici son ejemplos de cómo la innovación puede mejorar la experiencia social y la integración en las ciudades. Estos enfoques se centran en comprender cómo las personas utilizan y habitan el espacio urbano, apostando por crear entornos más inclusivos, seguros y funcionales.

En este sentido, la innovación en mobiliario urbano no solo debe centrarse en los materiales o procesos de fabricación, sino también en replantear cómo los elementos se integran y dialogan con el espacio público. Por ejemplo, entender las dinámicas sociales y los patrones de movimiento en las ciudades que permite diseñar entornos que no solo sean estéticamente agradables, sino que fomenten la cohesión social y el uso eficiente del espacio urbano.

Aunque la tecnología tiene un camino por recorrer en este ámbito, la verdadera transformación está ocurriendo en la forma en que concebimos y organizamos los entornos urbanos para responder mejor a las necesidades de la sociedad actual.

 

"Cuando el trabajo de las instituciones, la fuerza investigadora de la academia, la energía creativa de los estudiantes y la capacidad de fabricación de las empresas se integran en un proyecto común, surgen resultados sorprendentes"

 

 

De cara al futuro, ¿cuáles cree que serán los retos principales para el diseño de mobiliario urbano? ¿Qué oportunidades vislumbra en este ámbito para seguir generando impacto social positivo?

Creo que uno de los principales retos radica en entender que la sociedad ha cambiado profundamente. Las personas, especialmente en entornos urbanos, tienden a vivir en espacios más reducidos, lo que hace que el espacio público cobre una relevancia mayor. Este debe recuperar su esencia como lugar de convivencia, similar al concepto tradicional de las plazas de los pueblos, pero adaptado a un nivel de barrio o incluso a la escala del edificio de viviendas. El espacio público debe ser percibido como una extensión del hogar, como un "patio común" que fomente la interacción, la conexión y el sentido de comunidad.

Las oportunidades en este ámbito están en observar y analizar detenidamente los cambios en los comportamientos y necesidades de las personas para diseñar desde esta nueva perspectiva. La clave está en reconocer este cambio de paradigma en la forma de vivir y habitar las ciudades, enfocándose en cómo crear espacios que respondan a las dinámicas actuales de la sociedad.

Además, otro gran desafío es comprender profundamente los nuevos urbanismos. Esto implica replantearse la planificación y el diseño del espacio público, no desde la perspectiva de añadir mobiliario de manera indiscriminada, sino desde un enfoque más estratégico, reflexionando sobre qué elementos son realmente necesarios, dónde se necesitan y qué funciones deben cumplir. La calidad del diseño debe prevalecer sobre la cantidad, priorizando soluciones que estén bien pensadas y que respondan a las necesidades reales y concretas de cada entorno urbanos.

Finalmente, es imprescindible fortalecer la colaboración entre todos los actores involucrados en el diseño y desarrollo del espacio público, desde urbanistas hasta diseñadores, arquitectos y administraciones. Trabajar bajo un enfoque de innovación social será fundamental para diseñar entornos urbanos que no solo sean funcionales y sostenibles, sino que también promuevan una verdadera integración social y una mejor calidad de vida para las personas. 

 

¿Cómo puede el mobiliario urbano contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas en la ciudad? ¿Cómo debería el diseño de mobiliario urbano responder a las particularidades de cada comunidad?

La clave para que el mobiliario urbano contribuya significativamente a mejorar la calidad de vida de las personas radica en un diseño que esté profundamente pensado y dirigido hacia las necesidades específicas de quienes lo usarán. Actualmente, observamos un diseño genérico que se replica en múltiples ciudades: el mismo banco, la misma farola, dispuestos de manera uniforme, independientemente del lugar. Esto lleva a una pérdida de identidad y desconexión con las particularidades de cada comunidad.

Creo firmemente que el diseño debe enfocarse en las características propias de cada espacio y de cada forma de vida. No es lo mismo diseñar un banco para Galicia, con un clima lluvioso y fresco, que para Córdoba, donde la tradición de sacar las sillas a la calle para conversar durante las noches cálidas es parte de la cultura local. Es fundamental recuperar esta sensibilidad de diseñar para las especificidades culturales, climáticas y sociales de cada zona.

El mobiliario urbano debe ser más adaptable, no solo en términos de funcionalidad, sino también para potenciar y respetar las formas de vida de las comunidades. Esto implica trabajar más a medida, observando las dinámicas y necesidades de cada proyecto en lugar de imponer un diseño genérico que, aunque pueda ser estéticamente impecable, no necesariamente responde a las exigencias del lugar.

Más allá de la simple colocación de un objeto, el diseño debe responder al "cómo" y al "por qué" de su disposición. No se trata únicamente de que sea un banco o una silla, sino de cómo se integra en el espacio público, cómo fomenta la interacción y cómo refleja la identidad cultural de quienes lo utilizan.

En resumen, el mobiliario urbano debe evolucionar hacia un diseño más personalizado, que dialogue con la comunidad y potencie las formas de convivencia y uso del espacio público. Solo así lograremos que este sea una herramienta que verdaderamente mejore la calidad de vida y refuerce la identidad de cada lugar.

 

¿Hay algún proyecto/s o diseño/s en particular que considere un referente en el sector?

En mi opinión, uno de los enfoques más relevantes en el ámbito del mobiliario urbano actual son los proyectos de señalética que suman narrativa y diseño social, lo que se denomina wayfinding. Estos proyectos tienen como objetivo ordenar, guiar, identificar y narrar espacios, recorridos, usos… para que las personas los perciban como seguros, útiles o funcionales. Por ejemplo, volvería a mencionar los recorridos escolares. Estos consisten en señalizar de manera creativa y accesible caminos seguros para que los niños puedan llegar a la escuela, utilizando pasos de cebra pintados de colores, pequeños bolardos o mobiliario urbano que ayude a identificar estas rutas. Es un ejemplo claro de cómo la combinación de diseño y urbanismo puede mejorar la experiencia cotidiana en la ciudad.

Otro proyecto destacado para mi, que ejemplifica esta línea, es el de los bici-vías, del AMB. Carriles bici que conectan pequeñas ciudades y municipios del área metropolitana de Barcelona, y que permite moverse, por ejemplo de Badalona a Barcelona de manera segura y eficiente en bici. Este tipo de iniciativas urbanísticas combinan diseño, tecnología y una comprensión de las nuevas formas de movilidad de las personas. Más allá de las bicicletas, estos proyectos nos hablan de cómo el mobiliario urbano y los elementos del espacio público pueden integrarse en la infraestructura para fomentar un transporte sostenible y adaptado a las necesidades modernas.

 

Por último, ¿cuál es su reflexión sobre la importancia de la formación e investigación académica en el ámbito del mobiliario urbano?

La relación entre la academia, la investigación y la empresa es fundamental en el desarrollo del mobiliario urbano, especialmente cuando se busca generar un impacto innovador. Puedo ilustrar esta reflexión a través de dos ejemplos que muestran claramente cómo las tendencias que menciono cobran vida en la práctica.

Cuando combinamos la investigación académica y el análisis profundo con la capacidad de fabricación de las empresas, los resultados son realmente potentes. La colaboración entre instituciones académicas y fabricantes genera un cambio de paradigma en el diseño del mobiliario urbano. En este tipo de colaboraciones, la investigación académica aporta el rigor analítico y el enfoque teórico, mientras que las empresas proporcionan la experiencia práctica y la capacidad de producción.

Es cierto que, en el día a día, las empresas suelen estar limitadas por su operativa constante, lo que dificulta la exploración de nuevas ideas o la innovación disruptiva. Por otro lado, las instituciones académicas pueden encontrarse sobrecargadas de trabajo y centradas únicamente en la enseñanza teórica, lo que también puede limitar su capacidad de innovación. Sin embargo, cuando estos tres componentes -los requerimientos de las instituciones públicas, la fuerza investigadora de la academia con la energía creativa de los estudiantes; y la capacidad de fabricación de las empresas- se integran en un proyecto común, surgen resultados sorprendentes. Esta colaboración permite transformar ideas innovadoras en soluciones tangibles que, de otro modo, habrían quedado solo en el ámbito teórico.

En resumen, la verdadera innovación en el mobiliario urbano no se logra de forma aislada. Es en la intersección entre la academia, la investigación y la empresa donde se pueden generar cambios significativos, contribuyendo así al desarrollo de soluciones urbanas más sostenibles, funcionales y estéticamente atractivas.


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