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Medio Ambiente


El desafío de lograr ciudades más saludables

En Europa, la contaminación del aire causa la pérdida de unas 270 000 vidas cada año, mientras que en España, cuatro de las cinco principales causas de muerte se relacionan con riesgos ambientales

El desafío de lograr ciudades más saludables
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La salud en la ciudad representa tanto un desafío como una oportunidad para replantear nuestros entornos y elevar la calidad de vida. La vida urbana brinda acceso a servicios, cultura y oportunidades, además de un vibrante dinamismo social. Sin embargo, factores ambientales como la contaminación del aire, el calor extremo y el ruido inciden directamente en el bienestar de sus habitantes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 23 % de la mortalidad mundial –aproximadamente 12,6 millones de muertes anuales– se vincula a factores ambientales. En Europa, la contaminación del aire causa la pérdida de unas 270 000 vidas cada año, mientras que en España, cuatro de las cinco principales causas de muerte se relacionan con riesgos ambientales. Estos datos evidencian la urgente necesidad de cuidar el entorno urbano para proteger la salud pública.

 

La calidad del aire es esencial para el bienestar

Las ciudades se ven afectadas por contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO₂), el ozono (O₃) y las partículas finas (PM2,5 y PM10). La guía de la OMS recomienda un límite anual de 5 µg/m³ para las PM2,5, mientras que en España este umbral es de 20 µg/m³. Se ha determinado que un incremento de 10 µg/m³ en las PM2,5 se asocia con un aumento del 5-7 % en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Esto demuestra que políticas ambientales más rigurosas podrían mejorar significativamente la salud de la población.

 

La isla de calor urbana

El cambio climático ha intensificado tanto la frecuencia como la intensidad de las olas de calor, agravado en las ciudades por el fenómeno de la isla de calor urbana. Este efecto eleva las temperaturas y aumenta el riesgo de golpes de calor, causando alteraciones en la presión arterial y emergencias médicas, sobre todo entre los grupos más vulnerables, como los ancianos y quienes padecen enfermedades preexistentes.

Por ejemplo, la ola de calor del verano de 2022 se asoció a 61 672 muertes en Europa, evidenciando la urgencia de rediseñar los espacios urbanos para mitigar estos riesgos térmicos.

 

Efectos en la salud del ruido urbano

En España se han establecido límites de 45 a 55 decibelios (dB) en zonas residenciales. Sin embargo, la exposición continua a niveles superiores a 85 dB puede dañar de forma irreversible las células sensoriales del oído, deteriorar la audición y desencadenar estrés, trastornos del sueño y problemas cardiovasculares.

Además, el ruido proveniente del tráfico y la actividad industrial afecta la calidad del descanso y se vincula a alteraciones en el sistema nervioso, lo que refuerza la necesidad de gestionar eficazmente la contaminación acústica.

 

Cómo mejorar la calidad de vida en las ciudades

La planificación urbana y la incorporación de espacios verdes emergen como estrategias esenciales para mejorar la calidad de vida en las ciudades. La creación de parques, jardines y corredores ecológicos no solo ayuda a filtrar el aire y reducir las temperaturas, sino que también favorece la actividad física, fomenta la cohesión social y mejora el bienestar mental.

Diversos estudios señalan que pasar al menos 120 minutos semanales en entornos naturales se asocia con una reducción significativa del estrés. Además, fomentar el uso de medios de transporte activos, como caminar o andar en bicicleta, disminuye las emisiones contaminantes y promueve hábitos de vida saludables. Se ha comprobado que caminar 30 minutos diarios puede incrementar la esperanza de vida en hasta un 11 % y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Otros aspectos fundamentales incluyen la actualización y rigor en las normativas urbanas y ambientales, que deben integrarse en un plan estratégico de transformación de las ciudades. Iniciativas como la “ciudad de los 15 minutos”, que busca descentralizar los servicios, y el fomento del uso de vehículos eléctricos, que reducen tanto la contaminación atmosférica como la acústica, son ejemplos de acciones que impulsan entornos urbanos más resilientes.

Asimismo, la implementación de tecnologías emergentes para la monitorización en tiempo real de contaminantes y la gestión inteligente del tráfico son claves para anticipar y mitigar episodios críticos.

Finalmente, la transformación de las ciudades requiere un compromiso colectivo y la actualización de las normativas. La colaboración entre gobiernos, urbanistas y ciudadanos es esencial para desarrollar entornos resilientes y saludables.

Proyectos como la reconversión de áreas infrautilizadas en zonas verdes y la implementación de cubiertas ajardinadas incrementan la cobertura vegetal, reducen la concentración de partículas contaminantes y mitigan el efecto isla de calor, lo que se traduce en menos hospitalizaciones y una mejora en la calidad del sueño.

Creemos que, trabajando conjuntamente, autoridades, expertos y ciudadanos podremos transformar nuestros entornos urbanos en espacios que prioricen la salud y el bienestar de todos.


 

Artículo de Jesús Miguel Santamaría Ulecia, Universidad de Navarra y Ana Sánchez-Ostiz Gutiérrez, Universidad de Navarra.

 


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