Movilidad

Cada 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta, una jornada impulsada por las Naciones Unidas que pone en valor los beneficios que este medio de transporte sostenible brinda a la salud, tanto de los usuarios como del planeta.

Alineado con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la bicicleta se posiciona como un elemento fundamental en la promoción de sistemas de movilidad urbana sostenible, al facilitar los desplazamientos en entornos urbanos densamente poblados, donde el espacio es limitado y la congestión del tráfico es un problema común.

Clave para la descarbonización

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, al no emitir gases de efecto invernadero, este medio de transporte, creado alrededor de 1817, se posiciona hoy como un aliado imprescindible para mejorar la calidad del aire y reducir la huella de carbono de las ciudades; lo que a su vez contribuye a abordar de manera efectiva el desafío del cambio climático y cumplir con los compromisos internacionales de reducción de emisiones.

Concretamente, la Asamblea General de las Naciones Unidas destaca la importancia de su integración con el transporte público para lograr una red de transporte multimodal que "promueva el crecimiento económico, reduzca las desigualdades y refuerce la lucha contra el cambio climático"; en consonancia con un modelo de desarrollo sostenible para las ciudades.

Transformación de las ciudades

Este nuevo paradigma de movilidad sostenible requiere no solo del compromiso de los usuarios, que han abandonado su uso puramente recreativo, sino de una infraestuctura urbana propicia para su despliegue. Así, en los últimos años hemos comprobado cómo en las ciudades se ha comenzado a apostar por las bicicletas eléctricas compartidas como una opción de transporte rápida, eficiente y accesible para los usuarios, de cara a un progresivo abandono del vehículo privado en las urbes.

En la actualidad, la práctica totalidad de las grandes ciudades a nivel mundial cuenta con su propio sistema de bici compartida, como es el caso de BiciMad para Madrid, Bicing en la ciudad de Barcelona, Citi Bike en Nueva York, Vélib en Paris o Ecobici en México. 

Estos son solo algunos ejemplos de los numerosos que existen en todo el mundo y que han demostrado ser una herramienta efectiva para promover la movilidad sostenible, reducir la congestión del tráfico y mejorar la calidad del aire en las ciudades. Además, en el ámbito social promueven la creación de asociaciones sectoriales y grupos de interés, facilitando la creación de una comunidad ciclista local entre los usuarios.

El futuro de la movilidad

Con datos tan impactantes como que en París el uso de la bicicleta ya supera al del vehículo privado, la tendencia global hacia una movilidad urbana más sostenible y consciente con el medio ambiente parece acelerarse cada día más. El auge ciclista en la capital parisina no es sino un claro testimonio del poder transformador que poseen las políticas de movilidad sostenible, que con medidas como la expansión de la red de carriles bici, la introducción de sistemas de bicicleta compartida o la implementación de medidas para restringir el acceso de vehículos privados en ciertas áreas urbanas, pueden remodelar el trazado urbano actual para hacerlo equitativo con todos los ciudadanos.

Con ello, se espera que el uso de la bicicleta continúe expandiéndose y evolucionando en el futuro para satisfacer las necesidades de los usuarios urbanos, desempeñando un papel clave en la transformación saludable y sostenible de las ciudades. Al reducir la contaminación del aire, promover la actividad física y crear comunidades más conectadas, la bicicleta está teniendo cada día un mayor impacto en la calidad de vida de las personas en todo el mundo.