La calidad del aire es un “reflejo de la manera de producir y de vivir”, donde son “determinantes la eficiencia de los procesos industriales, los sistemas de climatización y de la movilidad de las personas”, de acuerdo con el director de Sostenibilidad del centro tecnológico Eurecat, Miquel Rovira, que considera que se trata de una problemática donde la “tecnología es fundamental” y que ofrece “retos y oportunidades para que las empresas sean más competitivas a nivel global”.
De acuerdo con Rovira, la ciencia permite “analizar toda la cadena de valor que implica la contaminación y todos sus vínculos con la tecnología y los modelos de producción, la movilidad y la eficiencia”, tanto en el ámbito doméstico como en la esfera industrial, además de aportar soluciones vinculadas al ecodiseño y la ecoinnovación, para incidir “en el desarrollo de procesos que, desde el inicio, contemplen la prevención de la contaminación”.
“Somos muy conscientes de la calidad del agua, mientras que el aire es el gran desconocido”, aunque, apunta, es “un vector clave en la vida de las personas”, que respiran entre 7.200 y 8.600 litros de aire cada día.
A este respecto, “la economía circular incluye también la energía y prioriza la eficiencia y que sea de origen renovable”, señala el director de Sostenibilidad del centro Tecnio, que pronostica que “la irrupción del vehículo eléctrico contribuirá a mejorar la calidad del aire de la ciudad”, un aspecto “esencial dado que es donde vive y trabaja la gran mayoría de la población”
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