Las fuentes flotantes se instalan encima de lagos o piscinas y no necesitan una sujeción fija. Como elemento ornamental, aportan varias ventajas para espacios públicos y privados.
Las fuentes flotantes proporcionan una solución real para los contextos en los que la profundidad es demasiado grande como para hacer un anclaje hasta el fondo. En estos casos, se opta por una estructura con un módulo aireador y una bomba de agua con conduc tos de salida y boquillas, para conseguir un efecto más vistoso.
Las ventajas comparativas de las fuentes flotantes, por encima de otras soluciones constructivas, son diversas. Y, sobre todo, van mejorando con los nuevos diseños que se están fabricando. ¡Conócelas!
La primera ventaja de las fuentes flotantes es que son más fáciles de instalar. No en vano, no hay necesidad de perforar y esto elimina un factor de dificultad que tendrías en primera instancia.
Por otra parte, y no menos importante, esto también reduce las horas de trabajo que son necesarias para las labores de instalación y mantenimiento. El resultado final es que se consigue un mejor balance entre el coste y el resultado. Muchas veces se piensa en los costes añadidos, y esta solución los reduce sin comprometer la calidad.
Eso sí, para que la construcción de fuentes de agua sea fiable, se debe contar con una empresa con un trabajo contrastado. Al fin y al cabo, la idea es que sea una construcción a largo plazo.
Uno de los problemas de las fuentes, si no están debidamente ventiladas, es que es más fácil la aparición de microorganismos y malos olores. Esto, además de ser estéticamente feo, aumenta los costes de mantenimiento.
Pues bien, las fuentes flotantes, a diferencia de otras construcciones, pueden solventar este problema más fácilmente. ¿El principal motivo? Que cuentan con módulos aireadores que oxigenan el aire y que evitan ese tipo de situaciones. Aunque no se instala en todas las fuentes, sí es una opción común.
Las instituciones o empresas que busquen la eficiencia, tanto en funcionamiento como en efectos, tienen aquí una opción interesante. A nadie se le escapa que una fuente que no huela mal o que no esté sucia genera un impacto mejor en quien la ve, y viceversa.
La tercera ventaja de las fuentes flotantes, y que destaca sobre las demás, es la multitud de efectos que se pueden construir. Y esto abre un sinfín de posibilidades:
En primer lugar, las fuentes pueden ser de un solo chorro o bailarinas, consiguiendo diferentes efectos ópticos. Existe, también, la posibilidad de introducir distintos lentes para proyectar colores, sobre todo de noche. Y no podemos olvidar la opción del hilo musical que, indudablemente, mejora el entorno, sobre todo en parques y jardines. Lo cierto es que se puede optar por elementos muy sencillos o mucho más complejos, según la necesidad.
Recordemos que hoy se va un paso más allá de la estética meramente visual. La fuente tiene que estar integrada en un entorno harmónico y, además, esta puede contribuir, con sus mecanismos especiales, a que sea un lugar más habitable y agradable.
Los materiales con los que se construye una fuente flotante son de buena calidad y, por regla general, tienen una durabilidad elevada. Pensemos que, por sus características, estas fuentes ya están concebidas para que estén en el agua todo el tiempo y, además, como son fáciles de mantener, se puede alargar su vida útil.
Por ejemplo, el uso del acero inoxidable para construir una fuente de estas características es habitual. Y, además, también se trabaja con materiales anticorrosivos, precisamente, para evitar estos problemas. Los fabricantes ya tienen en cuenta esta eventualidad para garantizar una vida útil larga.
Este es un punto interesante, sobre todo si se quiere maximizar la inversión. Tanto para instituciones públicas como para empresas privadas, es un elemento a considerar porque la idea es pensar en sacar el máximo rendimiento a cada euro que se gasta.
Hay algunos lugares en los que se pueden instalar fuentes flotantes, consiguiendo un buen efecto. Son estos, aunque también se podrían colocar en otros puntos:
Los estanques son un lugar idóneo para este tipo de fuente, porque no tienen un gran movimiento del agua. Por ejemplo, un pequeño estanque en un parque público o en un hotel o centro comercial serían entornos ideales para instalar una fuente flotante. Tengamos presente que estos espacios, además, son reducidos, de manera que es más fácil la instalación.
Una fuente flotante queda muy bien en un lago, ya sea este natural o artificial. Hoy en día, se suelen colocar, sobre todo, en lagos de parques y jardines públicos, pero también en lagos de campos de golf. Una fuente con una boquilla para chorro múltiple suele ser la opción más escogida, porque es multidireccional. También se pueden colocar varias fuentes flotantes en distintos puntos estratégicos.
Esta modalidad de fuentes también se instala en piscinas, siempre que estas tengan un cierto tamaño. Aquí la flexibilidad suele jugar a favor, porque, en función de las necesidades de espacio, se podrá ubicar en una zona u otra. Por lo general, son un recurso decorativo para la temporada baja, cuando estas no se utilizan y, por sus características, se pueden sacar y volver a poner.
Cauces fluviales
No es lo más habitual, pero una fuente flotante se podría colocar, igualmente, en cauces fluviales. Ahora bien, para ello es necesario que estos estén canalizados, controlados y que no tengan grandes oscilaciones de caudal. En este sentido, los técnicos especializados en diseño, instalación y mantenimiento pueden ayudar. Por ejemplo, hay playas fluviales donde esta solución es bonita y queda bien.
En resumen, las fuentes flotantes, por sus características, son un complemento ideal y no muy costoso para múltiples contextos. Hoy es posible dar un toque más bonito a zonas donde antes era más difícil, y añadir numerosos efectos. Es bueno informarse y conocer mejor las opciones disponibles.
La información más relevante del sector directamente en tu correo.
Suscribirme