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Medio Ambiente


La ciudad, causa y solución frente al cambio climático

Aunque las áreas urbanas son responsables en gran medida del cambio climático, también tienen el potencial de ser líderes en la adaptación y mitigación de sus efectos. Aquí algunas medidas para lograrlo

La ciudad, causa y solución frente al cambio climático
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De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas, algo más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y las proyecciones demográficas estiman que ese porcentaje aumentará hasta el 68 % en 2050. Además, los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático recogen que las áreas urbanas producen el 70 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. El transporte y la edificación son los sectores que más contribuyen a esta situación.

Pero el cambio climático no sólo es un desafío ambiental, sino también una cuestión de justicia social. Los riesgos e impactos urbanos asociados al cambio climático incrementan la exposición y la vulnerabilidad de sus habitantes, especialmente en los asentamientos no planificados y los barrios informales de los países más pobres.

Además, la población con menos ingresos es más vulnerable al cambio climático incluso en los países más desarrollados. Contemplar estas desigualdades en el desarrollo de las políticas climáticas es esencial para garantizar una transición climática justa y sostenible.

Así pues, las ciudades son parte del problema, pero también pueden desempeñar un papel protagonista en la adaptación ante el cambio climático. Para ello pueden aplicarse diferentes estrategias.

Estas estrategias se dividen en tres grupos. Aquellas que tienen que ver con las estructuras sociales, las soluciones basadas en la naturaleza y las infraestructuras grises. Estos tres ámbitos también pueden combinarse dando lugar a estrategias transversales de adaptación.

 

Herramientas y estructuras sociales

Cuando hablamos de herramientas y estructuras sociales nos referimos al conjunto de instrumentos de los que se dota una sociedad con el objeto de alcanzar la cohesión social y el desarrollo colectivo.

Los sistemas jurídico, sanitario, educativo y de protección social y ambiental son los pilares básicos de este conjunto. Pero cuando hablamos de acción climática, también debemos incluir la protección civil, la gestión del riesgo de emergencias y catástrofes y la planificación urbana y territorial.

El urbanismo y la ordenación del territorio son dos herramientas fundamentales, ya que determinan los usos del suelo, la ubicación de las principales infraestructuras y equipamientos y establecen zonas de protección o conservación tales como zonas verdes, corredores naturales, espacios inundables, distancias respecto a masas forestales, etc.

Tampoco podemos dejar de señalar la relevancia que tiene la participación comunitaria y ciudadana como herramienta esencial para la toma de decisiones y el desarrollo de muchas de las soluciones.

 

Soluciones basadas en la naturaleza

En segundo lugar, las soluciones basadas en la naturaleza permiten la regulación de la temperatura, la calidad del aire, las aguas pluviales y del saneamiento. También inciden en la protección frente a fenómenos costeros o la reducción del impacto de las inundaciones fluviales. Otras soluciones se encaminan a una mejora de la eficiencia en el abastecimiento y la gestión del agua y a la producción y seguridad alimentaria.

Algunos ejemplos pueden ser la restauración de humedales, la plantación de arbolado autóctono y los sistemas urbanos de drenaje sostenible, entre otros. Estas soluciones integran procesos naturales, fomentan la biodiversidad urbana y reducen la emisión de contaminantes y el consumo de recursos de las ciudades, favoreciendo la generación de servicios ecosistémicos, la mejora de la calidad del aire, el control de inundaciones y la polinización.

En este sentido, los parques públicos, los bosques urbanos, el arbolado de alineación de las calles y las cubiertas vegetales de la edificación, junto con lagos, estanques y arroyos, son algunas de las soluciones basadas en la naturaleza que contribuyen a evitar el efecto isla de calor.

Asimismo, las zonas de amortiguación en las riberas de los ríos y humedales en las zonas costeras aminoran el impacto de inundaciones y fenómenos costeros.

 

Vegetación en Madrid Río. Ayuntamiento de MadridCC BY-SA

 

Infraestructuras grises

Cuando hablamos de infraestructuras grises, nos referimos, por lo general, a construcciones y obras de ingeniería relacionadas con la edificación, la energía, el transporte, las redes de servicios urbanos, etc.

Algunos ejemplos son muelles, malecones, revestimientos de taludes y diques fluviales que inciden en las posibles amenazas asociadas a cambios en el clima. Pero también hay que considerar aquellas medidas encaminadas al uso de materiales y técnicas de construcción que reduzcan la huella de carbono.

La movilidad es otro de los sectores que está experimentando una adaptación al cambio climático. Así, cada vez nos encontramos con más frecuencia medidas que favorecen el transporte público y la movilidad peatonal y ciclista.

Además, existe una mayor presencia de la movilidad eléctrica tanto en el transporte público como en el privado. Por otro lado, el fomento de la intermodalidad, los billetes únicos, la coordinación de horarios y la mejora de la oferta en el transporte público incrementan el número de viajeros.

 

Estrategias transversales

Las estrategias transversales son aquellas que integran tanto la adaptación de las estructuras sociales como soluciones basadas en la naturaleza e infraestructuras grises. Así el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático para el periodo 2021-2030 dedica una de sus líneas a las ciudades, al urbanismo y a la edificación.

En este plan se recomienda la integración del cambio climático en la planificación urbana y territorial. Para ello la metodología propuesta en la Agenda Urbana española –en concreto, en su objetivo estratégico 3– está dedicada a prevenir y reducir los impactos del cambio climático y mejorar la resiliencia.

En definitiva, las ciudades, aunque son responsables en gran medida del cambio climático, también tienen el potencial de ser líderes en la adaptación y mitigación de sus efectos. A través de estrategias integradas que combinan la planificación urbana, las soluciones basadas en la naturaleza y las infraestructuras grises, es posible crear ciudades con mejor calidad de vida y mejor adaptadas al cambio climático.


Artículo de Ícaro Obeso Muñiz, Universidad de Oviedo; Arturo Colina Vuelta, Universidad de Oviedo y Daniel Herrera Arenas, Universidad de Oviedo.

 

 


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