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Urbanismo


La planificación del desarrollo urbano y territorial ante los retos emergentes

El modelo tradicional de planificación presenta debilidades debido a su obsolescencia y falta de visión estratégica para abordar los retos actuales y futuros

La planificación del desarrollo urbano y territorial ante los retos emergentes
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La planificación es una herramienta que anticipa necesidades futuras, organizando y gestionando recursos y actividades de manera óptima, coordinando acciones entre diversos sectores y actores para cumplir objetivos específicos.

Su adecuada implementación en múltiples áreas como la economía, la salud, la educación, y el urbanismo, tiene un impacto notable, siendo un proceso fundamental para un desarrollo ordenado y sostenible, dado que su finalidad no es otra que la calidad de vida de las personas. 

En España, la planificación ha estado tradicionalmente centrada en el urbanismo y la ordenación del territorio, apoyándose en la legislación urbanística desde la Ley del Suelo de 1956 hasta el actual Texto Refundido de la Ley de Suelo de 2015, y ha sido adoptada unánimemente en cuanto a su atribución planificadora en las leyes de las Comunidades Autónomas.

Este modelo presenta debilidades debido a su obsolescencia y falta de visión estratégica para abordar los retos actuales y futuros. Además, la confusa normativa urbanística y sectorial complica los trámites, careciendo de una efectiva participación ciudadana y limitando la sostenibilidad en sus tres dimensiones: económica, social y medioambiental.¹

 

En un mundo cada vez más urbanizado, donde la población se concentra en áreas metropolitanas, es vital implementar estrategias que no solo atiendan las necesidades actuales, sino que también anticipen desafíos futuros.

 

La desconfianza aumenta por la excesiva judicialización del urbanismo y la percepción de que los planes solo garantizan valor a los propietarios de suelo, sin abordar nuevos desafíos y desequilibrios.

Sin embargo, es evidente que la planificación urbana y territorial posee los mecanismos necesarios para que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles², evitando el consumo excesivo de recursos naturales, el aumento de nuevas enfermedades urbanas, y la pérdida de identidad cultural y cohesión social.

En cifras, en España, el 80% de la población vive en áreas urbanas que ocupan solo el 20% del territorio, siendo uno de los países de la Unión Europea con mayor proporción de población urbana.

Esto nos lleva a reconsiderar el modelo de ciudad, considerando todas las dimensiones de la habitabilidad urbana, enfrentando retos como la salud, la resiliencia, la sostenibilidad, y la gestión inteligente para abordar emergencias climáticas, ambientales, sociales y sanitarias en el entorno urbano.

La planificación y ordenación de núcleos urbanos nos permite crear ciudades más resilientes y sostenibles. En un mundo cada vez más urbanizado, donde la población se concentra en áreas metropolitanas, es vital implementar estrategias que no solo atiendan las necesidades actuales, sino que también anticipen desafíos futuros. 

 

El establecimiento de objetivos en la planificación urbana a medio y largo plazo deben alinearse con la visión colectiva y la organización racional de recursos.

 

El establecimiento de objetivos en la planificación urbana a medio y largo plazo, deben alinearse con la visión colectiva y la organización racional de recursos, que se convierta en un marco que ayuda a los líderes a transformar estas visiones en realidades.

La evaluación de riesgos es esencial en la planificación territorial. En la planificación de las ciudades deben realizar análisis detallados para identificar vulnerabilidades, como áreas propensas a inundaciones o con falta de infraestructura. Con esta información, se pueden tomar medidas preventivas, para crear espacios públicos que funcionen como zonas de amortiguamiento o mejorar la infraestructura existente para soportar eventos climáticos extremos. 

En resumen, la creación, protección y mejora del procomún (recursos naturales, clima, salud, seguridad) es crucial. Esto implica la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y gestión de recursos (espacio público, infraestructura, actividades y vivienda), facilitando el desarrollo personal y el crecimiento empresarial.³

Debemos combinar el desarrollo adecuado de las ciudades con las exigencias de sostenibilidad, luchando contra la disolución espacial, la segregación de usos, el creciente consumo energético, y el aumento de la huella ecológica global.⁴

Las Agendas Urbanas constituyen un nuevo instrumento de política pública que busca promover el desarrollo urbano sostenible a través de estrategias que guían la intervención en áreas urbanas en los próximos años, sirviendo como herramienta para todos los niveles de gobierno.⁵

La planificación debe ser pragmática y modular, considerando limitaciones institucionales, técnicas y financieras, evitando crear planes integrales que queden obsoletos antes de su ejecución.

 

La planificación territorial debe ser adaptable. Las ciudades necesitan estar preparadas para enfrentar nuevos retos como el cambio climático y el crecimiento demográfico, lo que requiere normativas flexibles y mecanismos de revisión periódica.

 

Los planes deben abordar problemas reales y ser flexibles para adaptarse a cambios temporales. La formulación de una visión estratégica implica seleccionar temas clave y recursos necesarios para fomentar el progreso urbano, a pesar de las limitaciones existentes.

La planificación territorial debe ser adaptable. Las ciudades necesitan estar preparadas para enfrentar nuevos retos como el cambio climático y el crecimiento demográfico, lo que requiere normativas flexibles y mecanismos de revisión periódica.

Es fundamental que la lista de objetivos, funciones y recursos sea clara, para facilitar su evaluación y supervisión. 

 

Una ciudad resiliente es aquella capaz de adaptarse y recuperarse de eventos adversos, como desastres naturales o crisis económicas. Para lograr esta resiliencia, la planificación debe incluir una visión integral que contemple factores ambientales, sociales y económicos, integrando infraestructuras verdes, uso eficiente de recursos y promoción de la cohesión social.

 

La sostenibilidad es clave en la planificación urbana, promoviendo el transporte sostenible, así como políticas que incentiven energías renovables. La conservación de espacios verdes es esencial, mejorando la calidad del aire, el bienestar de los habitantes y proporcionando hábitats para la biodiversidad.

Un proyecto transformador demanda una visión integral, un enfoque global que examine los sistemas y sus características en su totalidad, en lugar de centrarse únicamente en las partes individuales que lo componen. Las ciudades que promueven políticas de integración y colaboración aseguran que los marcos de desarrollo urbano y las políticas sectoriales se fortalezcan mutuamente, permitiendo que los responsables de la ejecución comprendan esta interconexión. Es crucial seleccionar un equipo de planificación que posea habilidades en pensamiento estratégico, coordinación, implementación y cooperación interinstitucional.

En este marco, la figura del arquitecto en este tipo de planificación se vuelve fundamental. Su enfoque es holístico, abarcando no solo la eficiencia energética y la salud, sino también la reducción del impacto ambiental, considerando la ciudad como un ecosistema interconectado que prioriza la vida en el planeta. Esto crea un entorno equilibrado y armonioso que fomenta la salud y el bienestar, teniendo en cuenta cómo el diseño influye en la salud física y emocional de las personas y su relación con el entorno natural. 

Legislaciones innovadoras, como la ley del suelo de Galicia, exigen que el proyecto de plan general sea llevado a cabo por un equipo multidisciplinar que debe incluir, como mínimo, a un arquitecto entre otros profesionales. Situación que nos acerca cada vez más a la necesidad de priorizar los criterios técnico-científicos por encima de los criterios económico-políticos.⁶

La capacidad de implementación de un plan debe ser evaluada desde el inicio. Al desarrollar un plan, es esencial determinar su dimensión jurídica, estableciendo si su desarrollo depende de acuerdos con otros niveles de gobierno o entidades públicas y privadas.

 

La planificación y ordenación de los hábitats humanos, exige un enfoque integral que priorice la resiliencia y la sostenibilidad.

 

Las decisiones en la planificación deben fundamentarse en un análisis de costos a largo plazo y en la participación de las partes interesadas para facilitar su implementación y mantenimiento. Esto no solo asegura la viabilidad financiera, sino que también ayuda a determinar cuándo se recuperarán los recursos, alineándose con el uso eficiente de los fondos públicos.

Un pilar clave de una planificación efectiva es la participación ciudadana. Involucrar a los residentes en el proceso de toma de decisiones no solo ayuda a identificar las necesidades reales de la comunidad, sino que también genera un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia su entorno. Las herramientas de consulta pública, como talleres, encuestas y foros, permiten a los ciudadanos expresar sus opiniones y contribuir a la creación de un espacio urbano que refleje sus intereses y aspiraciones. 

En conclusión, la planificación y ordenación de los hábitats humanos, exige un enfoque integral que priorice la resiliencia y la sostenibilidad. Al fusionar la participación ciudadana, la evaluación de riesgos, la sostenibilidad y la adaptabilidad, las ciudades y sus territorios pueden transformarse en entornos más seguros y agradables para todos. La clave radica en construir un futuro urbano que no solo atienda las necesidades del presente, sino que también garantice un legado sostenible para las generaciones venideras.

 


Referencias

1 De la Cruz, Angela, Revista Ciudad y Territorio n.º 217

2 Objetivo n.11 de Desarrollo Sostenible (ODS) 

3 ONU HABITAT. Como planear para afrontar los principales desafíos del desarrollo urbano 

4 Higueras García, Ester. Desarrollo Urbano Sostenible y Criterios de Diseño Urbano Para Ordenaciones Residenciales 

5 La Agenda Urbana. Un instrumento de política pública para las ciudades. Universidad Pablo de Olavide

6 LSG 2/2016 y su Reglamento de desarrollo D 143/2016 

 


Artículo de Sigfrido Herráez, Decano del COAM y Enrique Manzano, Doctor arquitecto vocal de Urbanismo de la Junta de Gobierno del COAM.


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