Esta Guía de Recomendaciones para el impulso de la ciclologística en ciudades destaca los principales elementos a tener en cuenta a la hora de desarrollar proyectos de ciclologística a través de microhubs en las ciudades
La Red de Ciudades por la Bicicleta lanza la «Guía de Recomendaciones para el impulso de la ciclologística en ciudades», una publicación con el objetivo de sintetizar los principales elementos a tener en cuenta a la hora de desarrollar proyectos de ciclologística a través de microhubs en las ciudades.
Tras la celebración de la Jornada Técnica sobre Ciclologística a finales de 2019, que contó con interesantes actores y presentaciones, se ha contextualizado la esencia de dicha jornada en esta publicación en la que se detallan las recomendaciones y la diferentes fases en el proceso de implantación de un proyecto de ciclologística en las ciudades. Actualmente en España existen más de 50 empresas que se dedican a la ciclologística, operando en 35 ciudades diferentes, las cuales ofrecen servicios de distribución urbana sostenible de mercancías por lo que esta guía también servirá para conocer la normativa de los ciclos de carga por parte de todas los actores que gestionan la movilidad urbana, garantizando así una correcta aplicación de la regulación existente.
El sector logístico está protagonizando una etapa de crecimiento, favorecido por la globalización de los mercados y los nuevos hábitos de consumo que ha propiciado el comercio electrónico. Este crecimiento conlleva un aumento significativo, en número y en kilómetros recorridos, de vehículos de transporte de mercancías circulando en carretera y así como por la red vial de las ciudades.
El impacto ambiental de esta creciente flota de vehículos pesados, circulando todo el día y propulsados por motores de combustibles fósiles, no resulta despreciable. Con el agravante que, la situación va en aumento justo cuando muchas administraciones están declarando la situación de emergencia climática y, por tanto, la necesidad de reducir de forma urgente las emisiones de gases de efecto invernadero. A esto hay que sumarle los graves problemas de contaminación atmosférica y acústica, con una afectación cada vez más evidente y constatable negativa sobre la salud de las personas, especialmente en las ciudades. Además, este tipo de vehículos contribuyen a la congestión y tensionan los centros urbanos, con un sistema de distribución poco eficiente, que requiere muchos vehículos de diferentes operadores en las mismas zonas. Ocupando espacio público peatonalizado, o descargando en zonas no habilitadas, dificultando la circulación del transporte público y de las demás personas usuarias de la vía pública.
La internacionalización de la economía y el crecimiento del sector logístico contrastan también con una revalorización, aún minoritaria pero creciente, de los productos de proximidad. Éstos con una menor huella de carbono y mayor impacto en la economía local. Una tendencia vinculada a opciones de consumo más resilientes, asociadas a un compromiso con la transición ecológica, y anticipatoria de escenarios futuros de consumo energético limitado, apuntando a una reducción del transporte de larga distancia, concentrando el movimiento de productos a una escala local o regional.
En este contexto de contradicciones, durante la última década, se han desarrollado algunas iniciativas por parte de operadores logísticos, pequeñas empresas y algunas administraciones locales, para promover alternativas de distribución y transporte de mercancías en el ámbito urbano basadas en la “ciclologística”, un subsector de la logística, que englobaría aquellas operaciones de distribución urbana de mercancías realizadas con bicicletas o triciclos de carga (con o sin asistencia eléctrica), dentro del mismo ámbito urbano, o como primera o última milla de cadenas logísticas interurbanas de ámbito regional, nacional o internacional.
Si bien en algunos países del ámbito europeo la ciclologística está emergiendo y ocupando un espacio como solución para el transporte de mercancías en las ciudades, en nuestro país, subsiste una parte de la actividad ciclologística impulsada hasta día de hoy, pero sin alcanzar una cuota de mercado relevante y sin capacidad para extender o normalizar el modelo en otras zonas o núcleos urbanos. Ante esta situación, intuyendo que la ciclologística puede aportar soluciones a la distribución de mercancías en las ciudades, cabe preguntarse qué barreras dificultan hoy en día su desarrollo, replicabilidad y escalabilidad, y qué pueden hacer las administraciones locales para contribuir a superarlas.
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