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Urbanismo


La relevancia de las fuentes ornamentales para el bienestar ciudadano

Las soluciones de la Oficina técnica de Buigas además de mejorar la trama urbana de las poblaciones aportan una serie de beneficios adicionales a sus habitantes

La relevancia de las fuentes ornamentales para el bienestar ciudadano
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El embellecimiento de los espacios públicos gracias a las fuentes de agua ornamentales se consigue de varias maneras. Y, lo que es más, los habitantes de las poblaciones notan las diferencias, para bien. Este artículo da más detalles acerca de esos beneficios, que se pueden combinar según el caso. Desde la Oficina técnica de Buigas destacan estos puntos:

 

1. Contribuyen a regular las temperaturas

Lo primero, y obvio, es que la instalación de una fuente ornamental ayuda a regular la temperatura de los espacios. Esto, cuando es verano o un día caluroso, es especialmente importante en las inmediaciones de la fuente.

Aunque muchas veces no se le da la importancia que merece, este es un método muy efectivo para combatir el calor. Además, hemos de recordar que es posible regular el bombeo del agua o colocar fuentes que distribuyan mejor esta por el espacio, como es el caso de las fuentes transitables. Por lo tanto, con una fuente ornamental se puede conseguir que el espacio urbano sea más humano y, sobre todo, habitable.

Vale la pena tenerlo en cuenta, puesto que, para los espacios públicos, las fuentes pueden ser un aliado perfecto. 

 

2. Una fuente mejora la calidad del aire

Un efecto indirecto de instalar una fuente en un espacio público es que mejora la calidad del aire. Y no cabe duda de que eso repercute en el bienestar del colectivo.

¿Por qué se consigue este efecto? La razón es que, al aumentar la proporción de humedad en el aire, se consigue una sensación térmica más agradable por la ionización que se genera. Esto sirve, por ejemplo, para una plaza o para un pequeño espacio abierto o cerrado. Si se distribuyen estratégicamente las fuentes, se consigue amplificar este efecto y crear espacios humanos. 

En consecuencia, la ubicación en un espacio público de una fuente ornamental puede hacer para mejorar la salud de los ciudadanos. También es una forma útil de luchar contra la polución en el ambiente, a pequeña escala.

 

3. Aportan tranquilidad donde se colocan

Otra de las ventajas asociadas a las fuentes es que aportan tranquilidad a aquellos entornos donde se colocan. El sonido de la lluvia o de la caída del agua es relajante y eso proporciona bienestar.

Vamos a ir más allá: las posibilidades de conflictividad en la zona se reducen, porque, al contribuir a rebajar el estrés, ese es un factor que contribuye a la paz social. Estamos, pues, ante una opción que, además de ayudar al bienestar individual, también redunda en el colectivo. Precisamente, los gobiernos se han dado cuenta de esta circunstancia e intentan introducir, en la medida de lo posible, estos elementos que, además, disuaden a los vándalos. 

El modelo de plaza dura, tan común en las décadas de 1980 y 1990, se abre paso hacia otras opciones más humanas, más integradas con el entorno. Es de esperar que, en los próximos años, estas fuentes sigan ganando espacios en sus diversas modalidades.

 

4. Lo bello genera bienestar

Aunque parezca obvio recordarlo, no está de más hacerlo: aquello que nos resulta bello nos hace sentir bien. Y una fuente que atraiga viva o que forme parte de un conjunto harmónico pone su grano de arena.

En las últimas décadas, y no solo en las ciudades, se ha dado un paso adelante con nuevos modelos de urbanismo. Hoy no solo se apuesta por los grandes pulmones verdes en las ciudades, sino, también, por pequeños espacios ajardinados en los que una fuente contribuye a una imagen de conjunto harmoniosa. Aunque a veces se considera subjetiva esta valoración, lo cierto es que influye, y mucho, en que un lugar sea más o menos agradable.

Hay numerosos estudios psicológicos que demuestran que la visión de algo que resulta harmonioso genera bienestar. Y esto no se les escapa a las instituciones públicas ni a las grandes empresas privadas. 

 

5. Generan focos de atención positivos

Cuando un lugar tiene un cierto tamaño, se puede jugar con los espacios. No en vano, uno de los inconvenientes de las plazas radica en la monotonía que transmiten. Pues bien, las fuentes ornamentales, desde las fuentes transitables a las cortinas de agua, sirven para crear nuevos focos de atención.

Cuando se genera un foco de atención positivo, se puede jugar, no solo con el agua, sino también con la naturaleza. Por ejemplo, las fuentes pueden favorecer la llegada de vida, como es el caso de las pequeñas aves. Y, de esta manera, se amplifica la sensación de bienestar de las personas que visitan el espacio.

Ojo, para conseguir un efecto harmónico, es conveniente que, previamente, se prepare la intervención, desde el punto de vista técnico y estético, y este es el trabajo de arquitectos e ingenieros. Pero, con un buen planteamiento, se pueden conseguir lugares en los que la gente se sienta bien. 

 

6. Nuevos efectos especiales para el bienestar

No hay que olvidar que, hoy en día, la idea de fuente va mucho más allá del sistema de bombeo del agua o del ornamento exterior. Afortunadamente, existen nuevas opciones de luz y de sonido que aportan beneficios en todos los sentidos. 

Por ejemplo, se pueden iluminar las fuentes para crear efectos visuales especiales en determinadas horas. Es un lugar común, por ejemplo, utilizar la iluminación para el anochecer, que puede ser simple o multicolor. Aquí, según lo que se busque, se puede jugar con la monumentalidad o con la búsqueda del intimismo. Si, además, se sabe integrar correctamente en el espacio, esto genera sensaciones positivas en el transeúnte.

Otra alternativa que también repercute en un mayor bienestar es el hilo musical. Se puede optar por varias opciones, en función del efecto que se desee, pero está contrastado que poner melodías tenues ayuda a mejorar la atmósfera del lugar. Si se quiere un lugar más intimista, este es un elemento muy interesante. 

Una población más habitable y más humana pasa por un uso racional del espacio, pero también por incorporar elementos de mobiliario urbano que contribuyan al bienestar. El diseño y construcción de fuentes ornamentales, en este sentido, es una opción contrastada. 


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