Las piscinas en centros deportivos cuentan con unas características propias e intrínsecas a su naturaleza de servicio público. Estas instalaciones acuáticas requieren de una conservación y actualización periódica para mantenerse en un estado óptimo y, por lo tanto, van a requerir de una inversión cada cierto tiempo. Además, la rentabilidad es otro de los aspectos motivo de debate de este tipo de equipamientos.
La tendencia a sobredimensionar un proyecto, diseñando y construyendo una piscina sin tener en cuenta una serie de condicionantes como el promedio de usuarios, la utilización de la instalación a medio y largo plazo o el coste sostenido de gestión y mantenimiento ha llevado a que algunas de estas piscinas hayan caído en desuso dejando de ser rentables.
En esta línea, el arquitecto Santiago González, al frente del estudio NAOS Arquitectura,considera que esta situación se trata de una tendencia obsoleta. “Ha sido algo habitual en el pasado porque se imitaban modelos funcionales o arquitectónicos sin tener en cuenta los usuarios objetivo, o bien se construían para algún evento deportivo puntual y posteriormente quedaban relegadas a un uso diario limitado”, afirma González, quien ha estado al frente del diseño arquitectónico de más de 50 centros deportivos con piscinas cubiertas, entre los que se encuentran el de Campo Grande en Lisboa y el Centro de Talasoterapia de Gijón.
Para el director de NAOS Arquitectura la rentabilidad ya no es un problema, y pone como ejemplo las inversiones que en los últimos años están llevando a cabo en este tipo de instalaciones los grandes fondos de inversión a través de concesiones público-privadas, con lo que apunta que se está produciendo un nuevo renacimiento del sector, con mucho recorrido y crecimiento por delante. Además, cada vez se da una mayor diversificación de los vasos de piscina, incluyendo vasos recreativos y de relajación, así como la incorporación de equipamiento wellness en las instalaciones acuáticas, especialmente en las que se reforman, una tendencia que va a ir en aumento en los próximos años junto al concepto de Gym Boutique.
El arquitecto Diego Rodríguez forma parte del grupo de profesionales de Idom, una empresa internacional de servicios profesionales de consultoría, ingeniería y arquitectura que ganó en 2017 el concurso para la realización del proyecto y la dirección de obra del polideportivo del campo de San Mamés. Se trata de la primera piscina olímpica cubierta de Bilbao, que se construyó debajo del campo del Athletic de Bilbao, todo un símbolo para la ciudad. Para Rodríguez todavía queda camino por recorrer en cuanto a optimizar las piscinas de uso público en centros deportivos.
“Nos encontramos en un momento en el que ya tenemos un importante número de instalaciones públicas pero seguimos teniendo dificultades para su mantenimiento y operación”, afirma el arquitecto de Idom, quien prosigue dando algunas claves para hacer frente a esta situación. “El reto actual pasa por la optimización de las inversiones, teniendo en cuenta los costes de gestión y mantenimiento a lo largo de la vida útil de las instalaciones, pensando en todo ello de manera previa a la construcción porque sólo de este modo se podrán llevar a cabo inversiones públicas que garanticen servicios de calidad a la ciudadanía”, concluye.
Jesús del Barrio es jefe del Área de Arquitectura Deportiva del Consejo Superior de Deportes y conoce muy bien el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, ya que fue el responsable de su remodelación, iniciada en 1990 y que se fue ejecutando por fases hasta 2003. Del Barrio hace referencia a dos tipos de rentabilidad: la económica y social. Para del Barrio, “cuando llegamos al equilibrio entre ambas, entendida la social como el servicio que se presta al conjunto de la ciudadanía, ya tenemos justificada la inversión, y con buenas prácticas y calidad se puede llegar a la rentabilidad económica”. “No podemos tener aquello que no seamos capaces de usar y mantener”, afirma el arquitecto, quien ha cooperado en proyectos de centros de alto rendimiento en varios países latinoamericanos.
La piscina del polideportivo de San Mamés y el CAR de Sierra Nevada son aparentemente dos espacios deportivos con pocas similitudes pero ambos tuvieron que hacer frente a varios retos en el transcurso de su construcción. Y es que las piscinas públicas en centros deportivos tienen que sortear diferentes dificultades en varias etapas del proceso arquitectónico y de construcción para que resulten rentables y sostenibles.
En el caso del CAR de Sierra Nevada, se convocó un concurso restringido entre cinco estudios de arquitectura propuestos entre las administraciones implicadas. Se marcaron unos objetivos y requisitos prioritarios: respetar el estudio de impacto ambiental realizado por la Universidad de Granada; el proyecto tenía que ser compacto, utilizando sus distintos escenarios deportivos sin tener que salir fuera del espacio construido; que tuviera un sistema constructivo industrializado para su rápida ejecución incluso en invierno; y por último, eficiente energéticamente y agradable para los deportistas.
La primera fase tenía como prioridades hacer el movimiento de tierras y ejecutar todo el edificio que estaría debajo de la pista de atletismo. El problema principal vino derivado de la época invernal, ya que a causa de la climatología y el frío se helaba la armadura de los pilotes. El equipo tenía que substituir la ferralla para no esperar a quitar el hielo y trasladar las tierras sobrantes y los materiales por una carretera de montaña a una estación de esquí. Gracias a la implicación de la empresa constructora, la dirección facultativa y la dirección técnica, se consiguieron superar los obstáculos.
En el primer proyecto la piscina prevista tenía 25 metros de largo. Sin embargo, tras visitar otro centro de alto rendimiento se vio necesario hacer una variación y construirla de 50 metros. Esto supuso un cambio de ubicación de espacios deportivos que, al final, mejoró el diseño inicial. También se modificó la estructura de la residencia que estuvo varios años parada. Asimismo, la climatología fue determinante en la concepción del proyecto, en su construcción y en el mantenimiento: situado a 2.320 metros de altitud, el CAR está pensado para zona sísmica, sobrecargas elevadas de nieve y temperaturas extremas.
El diseño se hizo con la colaboración de un entrenador de alto rendimiento. Para la construcción, se planteó un conjunto compacto debajo, lateralmente y por encima de la pista de atletismo. “Es un reto constructivo que se hizo correctamente y funcionó muy bien. Es muy eficiente energéticamente y funcional en sus accesos, espacios deportivos y circulaciones. Además, la luz natural se utiliza en multitud de ubicaciones como la recta cubierta, el pabellón principal, la piscina, las salas de musculación, halterofilia, y biomecánica”, añade del Barrio.
La zona de aguas es uno de los espacios más característicos del actual polideportivo de San Mamés en Bilbao. Junto a la piscina, la disposición de dos vasos de carácter recreativo, una sauna y un baño turco permiten una gran versatilidad en su uso, abarcando desde entrenamientos deportivos de alto nivel hasta usos familiares, cursillos de formación o actividades grupales.
Las principales características a la hora de plantearse el proyecto tuvieron que ver con proporcionar un entorno deportivo público en el que el espacio de la piscina fuera percibido como un lugar de descanso y de relax pero con una calidad percibida en cuanto al espacio y los materiales superior a la habitual en este tipo de instalaciones. El resto de zonas se concibieron con la mayor flexibilidad y confort para el usuario, buscando un diseño atemporal y que expresara el dinamismo y la actividad del polideportivo. En cuanto a los sistemas, el uso de las últimas tecnologías se dirigió hacia la sostenibilidad, minimizando el consumo energético todo lo posible.
Siguiendo en los inicios, Diego Rodríguez recuerda que los principales requisitos tuvieron que ver con la funcionalidad, la accesibilidad universal, la eficiencia energética y sostenibilidad de las soluciones técnicas de los espacios de la piscina, así como todos los elementos de las ingenierías de las instalaciones, con especial atención a los sistemas de climatización y depuración.
Para el arquitecto de Idom, “uno de los mayores retos y la principal particularidad es que se trata de una instalación de uso público que se desarrolla en un nivel bajo rasante y por este motivo, la estrategia del diseño arquitectónico buscaba conseguir la máxima luminosidad y la mayor amplitud posible”. Para conseguirlo, se confió al diseño de los techos la misión de distribuir la luz artificial de manera que jugando con brillos, reflejos y aluminio natural, se lograra generar una atmósfera de relajación y calidez visual a la que contribuye el azul profundo de todo el espacio de la piscina.
Otro de los retos consistió en que la gestión de las instalaciones debía coordinarse con los espacios habilitados en el estadio, tanto para los sistemas de producción como para las rutas de las instalaciones mecánicas, así como para las salidas a cubierta. Este hecho requirió de un estudio pormenorizado de las geometrías. Rodríguez concluye afirmando que “las principales dificultades se encontraron en fase de proyecto pero gracias al uso de modelos 3D se pudieron estudiar previamente en su mayoría”.
En cuanto a los materiales de depuración, el arquitecto explica que “la principal medida en este sentido ha sido la apuesta por un sistema de depuración lo más eficaz posible y consiste en un sistema de filtración regenerativo compuesto por recipientes de acero con un medio filtrante de perlita que tiene capacidad de retención de partículas de 1 micra. Esto permite reducir significativamente la cloración. Además, se dispone de un sistema de eliminación de cloro combinado mediante lámpara de Rayos UV”.
Para las soluciones de emergencia, el equipo del proyecto llevó a cabo un estudio de todos los escenarios posibles, incluyendo las potenciales evacuaciones cruzadas hacia y desde los espacios aledaños del estadio. De esta manera se pretende garantizar la capacidad de evacuación en cualquier situación.
¿Y qué importancia jugó la imagen de marca del Athletic Club a la hora de pensar en el proyecto? El arquitecto lo tiene claro: “fue fundamental”, asegura. Prosigue explicando que “el espacio polideportivo dialoga con el resto del edificio principalmente en los espacios de vestuarios, circulación y fitness, mientras que se desarrolló un lenguaje propio para el espacio de la piscina”.
Al preguntarle por la sostenibilidad, para Rodríguez es el gran reto inmediato y añade que “la tipología de las piscinas requiere un gran consumo energético, por lo que los proyectos que se vayan a poner en marcha se deben orientar hacia el uso y producción de energía sostenible con la que reducir todo lo posible el impacto medioambiental de estas instalaciones públicas”. Seguramente será una de las asignaturas más importantes que tendrá que abordar el sector.
Hacemos una radiografía de esta tipología de piscinas en España con el director del estudio de arquitectura NAOS, Santiago González.
"Especialmente en los últimos 25 años se ha desarrollado un plan de piscinas públicas en todas las comunidades y ayuntamientos que ha hecho que tengamos una de las mayores superficies de lámina de agua por habitante de Europa. Se han construido numerosos centros deportivos y, sobre todo, se han producido actualizaciones o reformas de centros antiguos o con calidades constructivas no adecuadas. Pero en términos generales tenemos muchas piscinas públicas y en buen estado de conservación".
"Actualmente no tenemos nada que envidiar al resto de países europeos. Somos la vanguardia en Europa y nuestras empresas de gestión son modelos y ejemplo de cómo desarrollar centros de agua a través de la colaboración público-privada, incluso pioneros en determinados modelos de gestión y concesiones públicas para desarrollar este tipo de centros. En este sentido tenemos mucho camino recorrido, utilizamos las últimas tecnologías y tenemos empresas españolas multinacionales que son líderes en el sector de la piscina y el wellness".
"Los modelos a seguir eran Alemania y los países nórdicos, en los que la cultura del agua lleva instalada muchos años. En los años 80 y 90, la primera comunidad en España que apostó por las piscinas fue Cataluña, tendencia que culminó con los Juegos Olímpicos del 92"
"Una de las características de los centros deportivos con piscinas es precisamente que la presencia del agua caliente hace que tengamos que hacer edificios más sostenibles, por la cantidad de energía que se consume, y más controlados por el deterioro que pueden sufrir por la propia corrosión por la humedad ambiente y por el elevado número de usuarios que utilizan la instalación diariamente. Esto hace que los materiales a utilizar tengan unas características de durabilidad, limpieza e higiene que en otras tipologías de edificios no adquieren la misma importancia. La sostenibilidad y la preservación del medio ambiente deben ser cuestiones prioritarias en la arquitectura. La utilización de energías alternativas, ya sea solar, geotermia, aerotermia o biomasa, por poner unos ejemplos, además de ser energías limpias no contaminantes, marcará que el coste por consumos energéticos se reduzca, con lo cual será más viable la futura gestión del edificio, ya que este tipo de centros deportivos en general tienen unos costes de mantenimiento muy altos y debemos controlarlos desde el primer momento del diseño".
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