Los espacios verdes aportan soluciones basadas en la naturaleza para abordar problemas urbanos como la contaminación, la alimentación de cercanía, la salud, las relaciones sociales y el empleo
Por Julián Briz Escribano, Isabel de Felipe Boente y Teresa Briz, Universidad Politécnica de Madrid
La infraestructura verde se refiere a sistemas vegetales que mejoran el entorno natural rurbano (rural + urbano). Incluye la red de espacios verdes y sistemas de agua con beneficios ambientales y socioeconómicos de las ciudades y su entorno. Su organización se hace a través de ecosistemas verde-azules (acuáticos), tanto en tierra (jardines, bosques, huertos) como en altura (cubiertas, paredes, patios interiores).
Según la Red Mundial de Infraestructura Verde, durante 2017 se instalaron 12 millones de m² de cubiertas verdes en 11 países de la UE, lo que supuso una inversión de unos 360 millones de euros. Se espera que llegue a los 35 millones de m² en cinco años, con una inversión superior a los 1 000 millones de euros.
Somos conscientes de que el modelo urbano actual es insostenible. Se encuentra sometido a fuertes convulsiones que provienen de la acumulación demográfica, el cambio climático, la contaminación, la dependencia externa de recursos naturales, los problemas de residuos, la pérdida de biodiversidad, los problemas higiénico-sanitarios, el aislamiento en las relaciones sociales, etc. Todo ello constituye un verdadero tsunami para la supervivencia de la población.
Las ciudades acogen el 80 % de la población de la UE. A nivel mundial ocupan el 3 % del planeta y, según la Agencia Internacional de la Energía, consumen el 67 % de la energía. Se estima que hacia 2050 fallecerán por la contaminación urbana 3,6 millones de personas al año, elevándose un 50 % las emisiones de gases. Por tanto, las soluciones deberán venir de la disminución de las emisiones (tráfico, calderas domésticas, fábricas) y el aumento de las inmisiones (infraestructuras verdes).
El caso de las infraestructuras verdes viene siendo tratado a nivel local e internacional por distintos expertos y ciudadanos. El pasado 12 de mayo, Día Europeo de Infraestructuras Verdes, se desarrolló un evento virtual con sede en Bruselas organizado por la Asociación Internacional de Infraestructuras Verdes (WGIN, por sus siglas inglesas). Esta iniciativa agrupa a 22 organizaciones nacionales de todos los continentes, incluida la Sociedad Española para la Promoción de la Naturación Urbana y Rural (Pronatur).
Uno de los temas abordados fue el de las infraestructuras verdes como instrumentos salvavidas. Su capacidad de lograr soluciones basadas en la naturaleza y su carácter multifuncional permite abordar problemas significativos con recursos asequibles:
La urbanización está provocando un verdadero tsunami en la vida de los urbanitas, llevando a un modelo insostenible, lo que obliga a actuar en varios frentes. El ecourbanismo es una nueva tendencia que busca funcionalidad y bienestar tratando de hacer una ciudad más habitable.
La infraestructura verde es un servicio basado en la naturaleza que, con la adecuada gestión, se ofrece al ciudadano. Incluso si se dejan espacios a la naturación espontánea, necesitan vigilancia y cuidado, controlando las especies invasoras a fin de que no eliminen a las nativas y no produzcan pérdida de biodiversidad y enfermedades. No obstante, la búsqueda del bien común ha de evitar los falsos profetas. Existen los ecólogos (estudiosos de tema), los ecologistas (entusiastas racionales) y los ecólatras (idolatran la naturaleza impidiendo cualquier alteración).
Por otro lado, hay que movilizar inversiones públicas y privadas que mejoren el capital natural, considerando que las soluciones basadas en la naturaleza son más baratas y duraderas a largo plazo y disminuyen la dependencia externa energética y de productos básicos. Finalmente, hace falta responsabilidad ciudadana, administrativa y corporativa, disponiendo de formación e información para adaptar los medios a sus objetivos.
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