El Área de Urbanismo busca transformar tejados en espacios naturalizados para mitigar el calor, reducir CO2 y fomentar entornos sostenibles
Las cubiertas vegetales están incrementando su presencia en las grandes ciudades como una medida de convivencia que favorece la sostenibilidad ambiental al permitir mejorar las condiciones de confort térmico, bioclimático y del medio ambiente urbano. La capital tiene 124.574 edificios en su territorio y sólo 100 (un 0,08 %) cuenta con cubierta vegetal, abarcando una superficie superior a 100.000 metros cuadrados (el equivalente a diez campos de fútbol). El Ayuntamiento de Madrid quiere impulsar la transformación de los tejados de las edificaciones construidas en espacios naturalizados para que los ciudadanos puedan disfrutar de ellos y que, a su vez, contribuyan a mitigar el efecto isla de calor, reducir el dióxido de carbono (CO2) y conseguir entornos más sostenibles y saludables para todos.
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha explicado en rueda de prensa este Plan Especial de Azoteas Verdes (PAV) que ha recibido la aprobación inicial en Junta de Gobierno. El texto se someterá a información pública y se prevé su elevación a Pleno para que obtenga la luz verde definitiva en el primer cuatrimestre de 2025.
La actuación que contempla el PAV conlleva grandes beneficios tanto a nivel particular como colectivo, pero para que las superficies de los edificios ya construidos muten en azoteas verdes se necesita la colaboración de los propietarios. Para ello, el Ayuntamiento de Madrid establece incentivos urbanísticos que sirvan de estímulo para su creación. El principal, la construcción de áticos en la azotea mediante licencia directa y sin necesidad de estudio de detalle, salvo en el caso de vivienda unifamiliar y en aquellos edificios que se encuentren fuera de ordenación por exceso de altura.
Con el PAV, los inquilinos o usuarios de un edificio donde se implanten las cubiertas verdes obtienen nuevos espacios de uso y convivencia mejorando su funcionalidad. Además, se permite ganar elementos comunes que, dadas las condiciones actuales, no tengan dónde ubicarse, como pueden ser locales de instalaciones, trasteros y zonas comunes.
La actual redacción de las normas urbanísticas permite la construcción de áticos mediante licencia directa en aquellos ámbitos que los autorice y, en los que no, a través de un estudio de detalle. Con el Plan de Azoteas Verdes se suprime dicho procedimiento, agilizando y facilitando la tramitación si se instala una cubierta vegetal.
Los áticos se podrán destinar a los usos permitidos por la norma zonal u ordenanza particular del planeamiento, siempre sin superar la edificabilidad máxima establecida para la parcela. En este sentido, si se implantan cubiertas vegetales, el Ayuntamiento permite que se construyan diferentes espacios sin que compute la edificabilidad del siguiente modo:
En edificios dotacionales de servicios colectivos también se permite construir cuartos para bicicletas y se admite la disposición en ático de almacenes, archivos, aseos, vestuarios, cuartos de lavandería, oficios de limpieza otras dependencias auxiliares sin permanencia de personas.
En edificios de otros usos, excepto vivienda unifamiliar, se pueden construir cuartos para bicicletas.
Cuando no se construya un ático en la azotea y la cubierta se destine íntegramente a cubierta vegetal, se permite construir los espacios anteriormente mencionados en otras disposiciones del edificio que estén abiertas o sin uso en plantas baja, inferior a la baja o bajo cubierta.
El Ayuntamiento establece un orden de prioridad para la implantación de infraestructuras verdes. La primera de ellas es la instalación de sombras vegetal y ajardinamiento en rasante. En caso de no ser posible o resultar insuficiente, se podría optar por cubiertas o fachadas verdes.
El fomento e incentivo de la presencia de cubiertas verdes en la ciudad permite obtener una serie de beneficios y servicios ecosistémicos, colaborando en la mejora de la salud, la calidad ambiental, la economía y la calidad de vida de las personas en distintos ámbitos. Por un lado, supone una mejora del comportamiento térmico del edificio porque rebaja el gasto en calefacción y climatización, disminuye las emisiones indirectas de CO2, reduciendo así la huella de carbono.
La mejora del confort térmico en cubierta contribuye a mitigar el efecto isla de calor mediante transpiración y humidificación del aire seco, que mejora el clima y aumenta la sensación de bienestar. Las plantas, por medio de la evaporación de agua, la fotosíntesis y la capacidad de almacenar calor de su propia agua, extraen el calor de su entorno reduciendo la temperatura del ambiente. Además, absorben y reflejan parte de la luz solar, lo que contribuye a crear un clima más fresco.
Otro factor positivo es que su instalación supone más eficiencia en la gestión de aguas pluviales. Las cubiertas verdes absorben el agua de lluvia a través de las distintas capas, tanto las plantas, como el sustrato y la lámina drenante. Coadyuvan en la prevención de posibles inundaciones al reducir el caudal que llega a la red de alcantarillado y sirven como depósito de acumulación de agua de lluvia. Mediante distintas soluciones de tecnología de aljibe, se puede reutilizar para regar la misma cubierta u otras zonas ajardinadas de la parcela.
La vegetación también reduce la contaminación atmosférica mediante la filtración de partículas y fijación de gases de efecto invernadero e incrementa la biodiversidad urbana
Por otro lado, al aumentar la masa de la cubierta, gracias al espesor de la capa de sustrato especialmente, se incrementa la absorción acústica, actuando además la vegetación como atenuador del ruido ambiental. También se aísla térmicamente porque implica la colocación de una capa de tierra vegetal, geotextil, sistema de drenaje e impermeabilización que genera un enfriamiento de espacios bajo cubierta y menores pérdidas de calor.
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