El equipo de trabajo de la UHU ha creado un material que sustituye a la pintura que señala los cruces de personas por las vías y aporta mayor visibilidad por las noches.
Un equipo de trabajo adscrito al CITES de la Universidad de Huelva ha desarrollado un nuevo material para la construcción de pasos de peatones luminosos. La instalación de los elementos creados supone un ahorro en el mantenimiento de estas señales horizontales, ya que eliminan la necesidad de repintado al ser más resistentes que las pinturas que se utilizan actualmente y reversibles, por lo que su vida útil se duplica. Además, debido a su textura, emiten una vibración y sonido que alerta a conductores y peatones.
El paso de peatones se va formando como un puzle con baldosas blancas y negras de cincuenta centímetros cuadrados, realizadas con resina, polvos fotoluminiscentes y microesferas de vidrio. De esta manera, se pueden aplicar a cualquier vía y con cualquier distancia, sumando y adaptando las losas. Una vez formada la alfombra se fijan con unos dispositivos que anclan el paso al suelo. Esta estructura permite también su reutilización en otras ubicaciones.
Los clásicos reductores de velocidad, áreas elevadas de hormigón y la señalización con reflectores pasivos o marquesinas luminosas siguen siendo las soluciones más utilizadas y vistas en las ciudades de hoy. Sin embargo, los expertos presentan en un artículo ‘Enhanced Road Safety with Photoluminescent Pedestrian Crossings in Urban Contexts’, publicado en la revista Infrastructures una nueva fórmula que evita mejor la siniestralidad en los pasos de peatones, ya que se mantiene visible durante doce horas sin necesidad de electricidad y puede verse desde mucha distancia.
Las microesferas de vidrio mejoran la visibilidad de las marcas viales durante la noche al reflejar la luz de los faros de los vehículos. Especialmente, hacen que se aumente la percepción en zonas de sombra, como las aceras, en distancias más largas o en condiciones de lluvia, donde la retrorreflexión disminuye.
La luz que emiten se basa en el fenómeno de la fotoluminiscencia, por la que un cuerpo devuelve la luz que ha recibido más allá del tiempo de su exposición. “Así, el paso de peatones se mantiene luminoso después de haber recibido la luz del día, activándose aún más con los faros del coche que se acerca. De esta manera, los vehículos pueden disminuir la velocidad con mayor previsión”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva Tomás de J. Mateo Sanguino, uno de los autores del artículo.
Los extremos incluyen baldosas en forma de rampa para evitar el desnivel. Además, están provistas de unas marcas, como botones planos, que la hacen antideslizante y producen una vibración con el paso de las ruedas que provoca un sonido, por lo que sirven de alerta a conductores y peatones.
Los expertos han utilizado para la fabricación de las baldosas polímero de resina de poliuretano, un compuesto que se usa en muchos productos, desde colchones hasta parachoques o juguetes. Es una resina transparente con propiedades físicas y mecánicas que le confieren una gran resistencia ante los impactos, la tracción, los cambios de temperatura y los rayos ultravioleta del sol.
La resina se integra con polvo fotoluminiscente que de día tiene un color blanco brillante y de noche cambia a un tono azulado. Cumple con los mismos estándares de seguridad que los juguetes, por lo que es inocuo, es muy resistente a la intemperie, químicamente estable y tiene una vida útil de 15 años.
Según indica el estudio, el coste de los pasos de peatones depende del material que se utiliza. Así, su instalación puede ir desde unos 100€, aquellos que van pintados, a los 2000 €, los realizados con adoquines blancos. A este precio hay que sumar el gasto eléctrico de su iluminación. Sin embargo, el que estiman los investigadores para este nuevo sistema se encuentra entre los 767 y los 1841 euros para distintos tipos de vía, no necesita iluminación externa y tendría una durabilidad de 30 años sin necesidad de mantenimiento.
Los expertos han realizado ensayos en una calle real del campus El Carmen de la Universidad de Huelva, con los que han podido certificar la validez del sistema. Además, han verificado que la velocidad de los vehículos que se acercaban a estos pasos se reducía hasta en un 46.37% con respecto a los convencionales. Por último, han conocido la experiencia de usuario, tanto de peatones como de conductores, concluyendo en una percepción de mayor visibilidad y seguridad por parte de ambos.
A partir de aquí, pretenden comercializar el producto, una vez que logren la optimización del proceso para convertirlo en un proyecto industrial, aunque afirman que ya estaría disponible para su puesta en marcha en cualquier ciudad.
Los trabajos se han financiado mediante el proyecto ‘Mejora de la Seguridad Vial Mediante Señalización Fotoluminiscente y Computación en la Niebla’ de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
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