La nueva normativa refuerza la separación en origen, incorpora criterios de sostenibilidad energética y adapta la gestión local a los objetivos europeos de reutilización, reciclaje y reducción de vertidos para 2035
El Ayuntamiento de Santiago ha dado un paso decisivo en materia de sostenibilidad al presentar su nueva ordenanza de gestión de residuos municipales, una normativa que actualiza el marco vigente desde 2008 y que busca adaptarse plenamente a las directrices y exigencias normativas de ámbito europeo, estatal y autonómico. El concejal de Sostenibilidad Ambiental y Servicios Básicos, Xesús Domínguez, fue el encargado de detallar el contenido de la ordenanza, que ha sido ya aprobada por la Junta de Gobierno Local y será ahora elevada al pleno para su aprobación inicial, seguida de un periodo de exposición pública antes de su aprobación definitiva.
Durante su intervención, Domínguez subrayó que esta modificación representa un avance en las políticas de tratamiento de residuos del mandato. En particular, la nueva ordenanza pone especial énfasis en la mejora de la recogida separada de residuos orgánicos, mediante un sistema de separación húmedo-seco. Según el concejal, “la fracción orgánica representa la mitad en peso de los residuos generados a nivel doméstico”, por lo que su correcta gestión resulta clave para alcanzar los objetivos europeos.
La ordenanza tiene como finalidad mejorar la calidad ambiental y de vida de la ciudadanía, sistematizando criterios, definiendo tipos de residuos y regulando derechos y deberes de los usuarios. A nivel normativo, se armoniza el conjunto de disposiciones aplicables e incorpora soluciones que favorecen una mayor sostenibilidad ambiental y energética en la recogida y el tratamiento.
Domínguez recordó que las directivas comunitarias establecen como obligatoria la recogida separada de biorresiduos, residuos textiles y peligrosos. Los objetivos de preparación para la reutilización y reciclaje fijan un 55 % para 2025, un 60 % para 2030 y un 65 % en 2035. Además, el volumen destinado a vertedero deberá reducirse al 10 % en ese año.
“Estos objetivos solo se pueden conseguir con una buena separación de los biorresiduos”, insistió el edil, agradeciendo la implicación ciudadana y llamando a la colaboración de todos los agentes involucrados.
El Ayuntamiento gestiona los biorresiduos tanto mediante compostaje local —con composteros individuales o comunitarios— como a través de la recogida en el contenedor marrón, cuyos residuos se trasladan a la planta de compostaje de referencia, gestionada por Sogama.
La ordenanza regula la recogida de basuras y la limpieza de espacios públicos, incluyendo zonas con características específicas como el casco histórico. Se definen también las categorías de residuos que deben separarse en origen o recogerse de forma diferenciada, y en algunos casos, gestionarse de forma conjunta si la situación lo justifica.
Uno de los puntos destacados es el tratamiento de los residuos de jardinería y poda, que deberán destinarse al compostaje si son menores de un centímetro de diámetro. Los restos de poda leñosa, en cambio, deberán gestionarse a través de operadores autorizados. “Hemos aprobado una ordenanza que fomenta la reducción de residuos, minimiza impactos sobre la salud y el medio ambiente, y promueve un uso sostenible de los recursos”, señaló Domínguez.
El texto establece los horarios de depósito de residuos: los contenedores de orgánica, envases, papel-cartón, textiles y aceites no tendrán limitaciones, mientras que el vidrio solo podrá depositarse entre las 8:00 y las 22:00 h. La fracción resto podrá dejarse de 21:00 a 23:00 h, o entre 19:00 y 23:00 h en las islas móviles.
La gestión de puntos limpios también queda regulada. Para la recogida de voluminosos, será necesario solicitar cita previa y acordar el punto de depósito. Estos residuos pueden llevarse a los puntos limpios fijos o móviles, y su abandono en la vía pública será sancionado.
La ordenanza se sustenta en el principio de co-responsabilidad, que el concejal considera esencial para construir una ciudad más sostenible.
“Desde el gobierno ofrecemos un servicio de calidad, pero necesitamos que todos se impliquen en reducir, separar, reciclar y reutilizar”, afirmó.
Domínguez presentó también cifras del avance registrado tras 20 meses de mandato: cerca de 300 contenedores marrones con cierre electrónico y más de 3.300 familias inscritas en el programa “Ti tes a chave”. Además, hay 12 islas de compostaje comunitario activas y otras seis en fase de instalación, junto con más de 1.700 hogares con compostero individual. En total, más de 5.000 unidades familiares colaboran en la gestión orgánica.
La ciudad cuenta actualmente con más de 6.000 contenedores en superficie, 120 islas soterradas con todas las fracciones, islas móviles en el casco histórico y puntos específicos para locales adheridos al sistema puerta a puerta. El servicio de limpieza emplea maquinaria eléctrica y vehículos propulsados por gas natural comprimido, además de tres camiones diésel de apoyo.
Con esta nueva ordenanza, Santiago refuerza su compromiso con una gestión de residuos más eficiente, alineada con los retos climáticos y con una ciudadanía cada vez más consciente y activa.
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