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Urbanismo


Viladecans termina de tejer su núcleo urbano con el nuevo barrio de Levante

La urbanización del sector contribuye a resolver necesidades históricas y actuales de movilidad, equipamientos, zonas verdes y acceso a nueva vivienda

Viladecans termina de tejer su núcleo urbano con el nuevo barrio de Levante
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Este mes comienza a tomar forma el nuevo barrio de Levante, que ocupará 55 hectáreas entre la carretera comarcal C-245, los barrios de la Torre-roja y Campreciós, el espacio forestal del monte de San Ramón y el término municipal vecino de Sant Boi.

La urbanización de este sector, que promueve la empresa municipal VIMED y cuyo INCASÒL es uno de los propietarios prioritarios, completa la fisonomía del núcleo urbano de Viladecans, conllevará mejoras importantes para toda la ciudad, como la creación de un vial de ronda que reducirá el tráfico interno, la construcción de 1.371 pisos de protección oficial que facilitarán el acceso a la vivienda y la extensión del parque de la Torre-roja para convertirlo en el parque más grande metropolitano en un único municipio, así como la dotación de espacio para importantes equipamientos educativos, culturales, deportivos y lúdicos de ciudad.

 

El verde domina el barrio

A Levante habrá más superficie dedicada a espacios verdes que a viviendas y equipamientos juntos. De hecho, el 35% del suelo del nuevo barrio serán zonas verdes y espacios libres, mientras que el 25% se destina a calles, el 18% a equipamientos, el 15% a viviendas, el 6% a sistemas y servicios y el 1% a espacios comerciales. La edificación residencial se concentra en la zona cercana a la avenida de la Generalitat (C-245) y el barrio de la Torre-roja, donde ahora hay básicamente espacios en desuso de actividades económicas abandonadas y terrenos descampados privados. Así, con la creación del nuevo barrio, el 84% del suelo pasará a ser público.

Este predominio del verde al barrio se materializará sobre todo en la ampliación del parque de la Torre-roja, crecerá hacia la falda del monte de San Ramon, convirtiéndose en un espacio de traspaso entre el núcleo urbano y la montaña, generando vías verdes de conexión de uso ciudadano. El parque triplicará su superficie -d'11,5 a 34,2 hectáreas- y se convertirá, así, en el parque urbano más grande de toda el área metropolitana en un único municipio.

Se plantea hacer una intervención mínima de adecuación de los terrenos actuales, incorporando el mínimo mobiliario urbano necesario, pero plantando 1.474 nuevos árboles. Una parte de estos árboles contribuirán a crear un bosque urbano, con un 90% del suelo con cobertura vegetal de árboles y arbustos, que se convertirá no sólo en espacio de ocio en la naturaleza y de captación del CO2 para luchar contra el cambio climático, sino también en un espacio educativo y de ciencia al aire libre a modo de aula ambiental. Además, el parque se ubicarán unos huertos lúdicos, para dar respuesta a su demanda ciudadana.

El cuidado e integración del patrimonio natural será una de las enseñas del barrio. Así se hará con los arroyos y torrenteras, manteniendo en parte su función hidráulica, y reforzando la paisajística y biogeográfica, como se hizo con el arroyo de San Clemente. Y, también, con los algarrobos centenarios, aunque quizás habrá trasplantar alguno.

 

Una pequeña revolución para la movilidad

La creación de un vial de cornisa en el nuevo barrio permitirá reducir la circulación de vehículos por el interior de la ciudad, ya sea tanto de los residentes locales como los que se desplazan en el municipio vecino de San Clemente, contribuyendo a una reducción de la contaminación atmosférica y acústica y una mayor seguridad vial. Se calcula que dejarán de pasar cada día 3.000 coches por el eje del arroyo de San Clemente y el barrio de la Torre-roja, acercando el acceso 50 de la autopista C-32 y ayudando a repartir mejor el tráfico entre los dos accesos de la ciudad en la autopista, descongestionando la salida 52.

Por otra parte, el nuevo barrio incrementará un 30% la red ciclable local, ya que todas las calles principales tendrán carril bici. Además, las vías secundarias serán ciclocalles con la velocidad limitada a 30 km / h para dar más seguridad al uso de la bicicleta por la calzada. Además, el barrio contará con una zona de prioridad peatonal en el espacio residencial. De este modo, el nivel de emisiones de CO2 dentro del barrio puede ser hasta un 60% inferior al de la media local.

El nacimiento del nuevo barrio, que podría acoger hasta 8.000 personas, también conllevará la creación de una tercera línea de autobús local que permitirá el barrio -y otros barrios del entorno- enlazar rápidamente con la estación de tren.

 

Nuevos equipamientos de ciudad

La creación del nuevo barrio permite seguir ampliando los equipamientos de ciudad, esenciales para dotar Viladecans de unos servicios de primera. Algunos eran tan necesarios que ya se avanzaron en las zonas fronterizas con el resto de la ciudad, como el tanatorio o el tercer ambulatorio, pero otros igual de valiosos llegarán a partir de ahora.

Cerca del estadio de béisbol está prevista la construcción de la piscina de verano, un equipamiento muy reivindicado por la ciudadanía pero que no tenía una ubicación idónea en ningún otro lugar de la ciudad hasta ahora por las condiciones y dimensiones del espacio necesario. Este año se prevé el inicio de la redacción del proyecto y el año 2023 podría estar construida. También el futuro estadio de atletismo tendrá el 50% de su emplazamiento al nuevo barrio, por lo que este equipamiento es un poco más cerca de ser realidad. Además, se potenciarán los elementos y espacios deportivos al aire libre en el parque de la Torre-roja.

Otro equipamiento de primer nivel será el Ateneo de la Historia, que albergará un centro cívico, una biblioteca especializada en patrimonio histórico, la nueva sede del Archivo Municipal y un espacio museístico. Estará ubicado frente a la plaza central del barrio donde se integrará en su estructura la chimenea y el horno de la antigua tejería de Salas, ahora en estado de abandono. Otra mejora para el patrimonio histórico será la eliminación de las líneas eléctricas aéreas ante la ermita de Salas, el edificio más antiguo de la ciudad y un elemento de interés histórico y atractivo turístico para las singulares pinturas medievales que se encontraron en su interior.

También se construirán en Levante un instituto-escuela -por dar una sede definitiva en la actual Escuela Mediterráneo y el Instituto Olimpia, ubicados en el parque de la Torre-roja- y la nueva comisaría de la Policía Local.

 

Casi la mitad de los pisos serán de protección

De los 2.996 viviendas previstas en el nuevo barrio en 52 edificios residenciales, 1.371 pisos serán de protección oficial (VPO). Es decir, un 47%, muy por encima a lo que obliga la ley en Cataluña. Para promover un barrio, sobre todo para la juventud -casi la mitad de la población de Viladecans tiene ahora menos de 35 años-, el nuevo barrio se convierte en una herramienta para potenciar el acceso a una vivienda asequible y la emancipación dentro de la misma ciudad.

Por su parte, el Incasòl dispone de un total de 8 parcelas destinadas a viviendas de protección oficial. Ya ha vendido 6 a cooperativas por un total de 474 viviendas en régimen especial, general y concertado de protección oficial. En las dos parcelas restantes destinadas a vivienda social será el INCASOL quien promoverá directamente 163 viviendas protegidas de alquiler.

Será un barrio compacto, con los edificios de viviendas concentrados junto a los barrios de Torre-roja y de Salas, diverso y equilibrado, se ha diseñado un barrio con una mezcla de viviendas libres y protegidas (de los cuales casi dos tercios serán de régimen general y el resto especiales y concertados). En la ciudad se han construido 200 viviendas protegidas desde el 2015. En la Oficina Local de Vivienda, sin embargo, se han dirigido 2.000 personas para solicitar una últimamente. Ante la dificultad de acceso a la vivienda mientras que las zonas verdes y los equipamientos harán la transición con el espacio forestal del monte de San Ramón. La disposición de las nuevas edificaciones mantiene la estructura de islas tipo ensanche muy habitual en los barrios del entorno. Habrá edificios con diferentes alturas,

 

38 millones de euros de inversión

El coste de las obras para dar forma a las infraestructuras y el espacio público será de 38 millones de euros, sin contar la construcción de edificaciones residenciales o de equipamientos. Esta inversión se reparte entre los titulares del suelo, sobre todo en manos de privados y del Incasòl. Estos urbanizan los terrenos para construir viviendas ellos mismos o para incorporar a otros promotores.

En la licitación pública para hacer las obras se presentaron diez propuestas. La adjudicataria, con la puntuación más alta, fue la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Sacyr, Scrinser y Excavaciones y Construcciones Benjumea.

El perímetro del nuevo barrio estará cerrado durante los dos años de obras para seguridad y para agilizar la actuación, pero se podrá acceder al espacio forestal del monte de San Ramón desde la avenida de la Fraternidad.

Aunque la mayoría de obras se harán fuera del núcleo urbano actual, se informará en cada momento de aquellas afectaciones imprescindibles, básicamente sobre la movilidad del entorno o el acceso a la montaña. Las únicas obras en el actual núcleo urbano serán la renovación de colectores de agua en la avenida de la Fraternidad y en la calle del Torrent Fondo, para conectar el nuevo barrio en la red de recogida de las aguas pluviales.

 


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