A partir de la experiencia de numerosos ponentes, sobre todo de ámbito internacional, del 16 al 18 de abril el certamen ha puesto en común iniciativas y políticas municipales de prevención de residuos
La estrategia de París para eliminar los plásticos desechables en la ciudad durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de este verano, las guarderías ecológicas en Bruselas y diferentes iniciativas que se llevan a cabo en Londres y la localidad francesa de Courbevoie para evitar que se tiren excesivas cantidades de comida han sido algunos de los casos que se han presentado durante la tercera y última jornada del #wasteinprogress. El Fórum de Gestión de Residuos Municipales, que tuvo lugar durante tres días en el Palacio de Ferias de Girona, cerró hoy la sexta edición y lo hizo con testigos procedentes de Finlandia, Irlanda, Reino Unido, Francia y Bélgica. A partir de la experiencia de numerosos ponentes, sobre todo de ámbito internacional, del 16 al 18 de abril el certamen ha puesto en común iniciativas y políticas municipales de prevención de residuos para avanzar de forma efectiva hacia la descarbonización total.
Los nuevos retos en la gestión de los envases, la reutilización y la preparación para esta reutilización, y los planes y estrategias para prevenir los residuos y combatir el desperdicio alimentario han sido los ejes vertebradores de las tres jornadas. El primer centro comercial que sólo comercializa productos reparados, reciclados y reutilizados en Suecia; una iniciativa pionera e innovadora en Aarhus (Dinamarca) para reutilizar vasos; el nuevo sistema fiscal implantado en 2022 en Tübingen (Alemania) sobre los productos que utilizan envases desechables, y la estrategia de Tallin (Estonia) para reducir la elevada cantidad de residuos en los grandes eventos públicos han sido también algunos de los temas que han compartido el espacio con una veintena de expositores. Los Talks & Debat de la tarde han abordado el papel de la administración en el fomento de negocio basados en la prevención de la pérdida de alimentos y ha contado con la participación de representantes de la Fundación Espigoladors, Mercabarna, Puente Alimentario, Banco de Recursos, el restaurante Semproniana y Oreka. La asistencia total después de estos tres días ha sido de unas 1.400 personas.
París se prepara para acoger este año los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos y la ciudad se ha propuesto estar a la altura de este evento en todos los ámbitos. También en cuanto a la sostenibilidad se refiere y es por ello por lo que trabaja, desde hace tiempo, con un ambicioso programa para eliminar los plásticos desechables en la ciudad durante este período y establecerlo como una rutina a corto, medio y largo plazo. Justine Laurent es la directora general de Circulab, la empresa que se ha encargado de planificar una veintena de acciones, entre ellas la de terminar con estos plásticos. La voluntad viene de lejos, con inicio en 2015 con la meta de transformar París en materia del medio ambiente. Cuatro años más tarde comenzó el programa de transformación olímpica, convirtiendo la eliminación de los plásticos desechables en una prioridad, definiendo un plan de acción que comenzó en 2020 y, dividido en dos partes, se propone llegar hasta el 2030. "Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos es una de las partes, pero no la única porque queremos que esto cale entre la población y tenga continuidad", ha dicho Laurent, que ha puesto sobre la mesa alguna cifra: la ciudad redujo 36 toneladas de peso en plástico desechable en el año 2023, lo que significa casi 2 millones de unidades de estos productos.
Existen numerosas iniciativas a llevar a cabo, como promover el consumo de agua potable en varios puntos para que todas las personas que lo deseen puedan llenar sus botellas. También, a la hora de comer, las comidas tendrán que venir en envases reutilizables, mientras que se intentará evitar que se repartan objetos promocionales distribuidos gratuitamente y que, en caso de haberla, éstas estén envueltas con materiales alternativos. Además, el plástico biodegradable no se considera una alternativa y habrá que evitarlo. Ha explicado también que en Francia existe una ley nacional que prohíbe muchos productos hechos de plásticos desechables, como las bombillas o la tapa de las bebidas calientes, y en este caso cada comercio y establecimiento está obligado a servir al cliente con la tasa que lleve y, en este caso, el precio de venta será inferior. "Trabajamos con el máximo de actores implicados para fomentar la comunicación y que esto llegue de la mejor manera a los ciudadanos", ha incidido.
Ha trabajado con prevención París y precisamente eso, adelantarse a lo que va a pasar, es uno de los hilos conductores de la charla que ha llevado a cabo la finlandesa Kaisa Karjalainen. Es la directora de Mission Zero Academy, perteneciente a la asociación sin ánimo de lucro Zero Waste Europe, encargada de fomentar políticas circulares a nivel europeo a partir de ofrecer apoyo e implicación a las diferentes políticas que se llevan a cabo en todas partes. Ha presentado una herramienta concreta como es la calculadora de carbono, que permite evaluar cuál es el impacto que tendrá en el clima cualquier estrategia de residuos cero. Especialmente, si estas estrategias están enfocadas en la prevención y la reutilización, a su juicio, un aspecto que todavía no está suficientemente trabajado como lo están las acciones dirigidas al reciclaje. “Cada vez hay más gente interesada en el cambio climático y disponemos de más fondos para combatirlo. Creemos que es importante poder cuantificar cómo las estrategias en prevención y reutilización pueden tener en una ciudad, región o país concreto”. La calculadora ya está disponible para aquellos municipios asociados al programa, aunque Karjalainen considera que "debería utilizarse mucho más". Se ha probado en el País Vasco y también en la ciudad de Barcelona, que dispone de 7 estrategias de residuos cero a partir de trabajar aspectos como la recogida selectiva, los pañales reutilizables o el desperdicio alimentario, entre otros. Se ha calculado cuál sería el impacto si todas ellas se aplican hasta 2026. "Hemos visto que el cambio será muy positivo y que la reducción de la huella de carbono será notable", ha dicho.
En Irlanda, la tasa de reciclaje actualmente se encuentra en torno al 42% y estas cifras no convencen en lo más mínimo a las autoridades. El país ha puesto en marcha su primer Plan Nacional de Gestión de Residuos, una ambiciosa hoja de ruta a seguir desde este pasado mes de enero hasta el 2030. “Es la primera vez que tenemos un plan único para en todo el país, a nivel nacional, en esta materia”, ha expuesto Kevin Swift, coordinador de residuos de la región occidental Connacht – Ulster. El principal reto es que el crecimiento total de los residuos sea cero, que no haya más de los que existen ahora. Y para ello, se considera prioritario incidir en separar bien los residuos, reducir lo que va a la fracción resta, incrementar el reciclaje y también fomentar la reparación. “Apenas estamos empezando, pero hay mucha gente implicada y ésta es una buena base para mirar hacia el futuro con optimismo. Durante este 2024 queremos estar preparados y organizados, sólo así el programa funcionará”, ha incidido, antes de admitir que “en estos momentos no estamos separando bien los residuos y nos queda mucho trabajo por hacer”. Para ello, se considera fundamental estar encima sobre todo del sector comercial y de los pequeños negocios. En este sentido, se ha desarrollado una guía para que se aprenda a separar mejor los residuos. También en los hogares, aunque en este caso el porcentaje es "mejor".
En Bruselas, una de las acciones que lleva a cabo el Ayuntamiento de la ciudad es fomentar las guarderías ecológicas a partir de prácticas diversas como, por ejemplo, la sustitución de los pañales tradicionales por los pañales reutilizados, evitando de esta forma una cantidad enorme de residuos. Además, se promociona la alimentación biológica y se consume agua del grifo para no utilizar botellas, reduciendo hasta 50.000 botellas cada año en las guarderías. Después de un proyecto piloto que ha tenido éxito, este plan se está extendiendo por Bruselas. Bénédicte Hubinon, del programa Eco-Crèche, ha explicado que estos pañales son de tejido, un material cómodo para el personal de las guarderías y que se puede limpiar fácilmente. El proveedor los recoge y entrega a los centros cada dos días después de una limpieza equiparable a la que se lleva a cabo con el material hospitalario. “Nos hemos topado con resistencias, como ocurre siempre cuando hay cambios, pero son menores de las esperadas. Los padres y madres confían más si este mensaje se le traslada desde el equipo del centro, con el que tienen más confianza y entonces la transición de unos pañales a otros es más sencilla”. Actualmente, son 12 de las 40 guarderías públicas de Bruselas que ya trabajan de esta manera y, a pesar de no tener las competencias, también se está en contacto con los centros privados para intentar fomentar iniciativas de este tipo.
Londres se ha dado cuenta de que tiene un verdadero problema relacionado con el desperdicio alimentario. Se tira demasiada comida, incide directamente en la emisión de CO2. El programa ReLondon contempla una serie de iniciativas para conseguir un mundo sin residuos a partir de fomentar la economía circular para contribuir de forma directa al mermar los efectos negativos del cambio climático. Se trata de una agencia de apoyo al ayuntamiento ya los 33 municipios que forman parte de la ciudad, contando con una población cercana a 9 millones de personas. Antony Buchan es su responsable y ha centrado su exposición en las medidas para prevenir este desperdicio. “La producción de los alimentos comportan una emisión enorme de gases contaminantes, por lo que es inaceptable que una vez los hemos producido, se acaben lanzando. Lo que se produce debe comerse, es así de claro”, ha dicho, y ha acompañado su discurso con cifras. Un millón de toneladas de comida va a la papelera cada año y de esa cantidad, el 67% es del todo aprovechable. El 86% de los alimentos que se consumen está en los hogares y se consideran las familias como actores clave sobre los que trabajar. El programa plantea acciones en muchas líneas. Se trabaja sobre la oferta, contando los productores, supermercados, escuelas, hospitales, guarderías, museos y restaurantes, entre otros. También sobre la demanda, la ciudadanía, a la que hay que concienciar con hábitos de consumo. El plan está trazado y también están claros cuáles son sus objetivos, como ha enumerado Buchan. “Debemos intentar reducir en un 50% el desperdicio alimentario cuando llegamos al año 2030 y también reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el consumo en dos terceras partes”.
Más pequeña y con menos habitantes se presenta Courbevoie, situada junto a París y con una población cercana a las 90.000 personas. Su teniente de alcalde,Arash Derambarsh, ha expuesto los pasos que ha seguido en los últimos años la ciudad para convertirse en un modelo a la hora de combatir el desperdicio alimentario. Una experiencia personal confluyó, con el paso del tiempo, en una ley adoptada en 2016 sin precedentes en Europa. Derambarsh fue su principal promotor. “Durante mi etapa de estudiante apenas disponía de dinero y tenía problemas para alimentarme. Cada noche paseaba por mi residencia y veía en la basura un montón de comida desaprovechada. Me prometí entonces que algún día sería político y que aprobaría una ley en esta materia”, ha recordado. Con 200.000 firmas como apoyo, se acabaría legitimando por unanimidad la primera ley del mundo que obliga a las superficies comerciales de más de 400 m2 a formar parte del sistema de redistribución de alimentos y que el castigo por no hacerlo es una multa que puede alcanzar los 10.000 euros. Desde su implementación, los resultados son satisfactorios y en los últimos años se han salvado 400.000 comidas. “Lo único que quiero es mejorar la vida de las personas porque no podemos arrojar la comida que la gente necesita. Si no aplicamos esta ley, seguiremos malgastando. Queremos que Courbevoie sea un referente, un modelo a seguir. Y esperamos que todos los países de la Unión Europea hagan una ley como ésta y se mantengan firmes con las sanciones y castigos para quienes no la cumplan”. Ahora, se trabaja para que la superficie de estos comercios pase de los 400 m2 actuales a los 200 m2.
El #wasteinprogress, que hoy ha puesto el punto final a la sexta edición, nació en 2017 con el objetivo de reunir en Girona a empresas y administraciones de todo el Estado para compartir experiencias en torno a la gestión de residuos y la voluntad de mejorar las ciudades y el futuro de sus habitantes a partir de la puesta en común de experiencias sobre una temática concreta. Con el paso de los años, se ha convertido en un foro de referencia estatal en materia de gestión de residuos municipales. De entrada, se puso sobre la mesa los diferentes modelos de éxito de las grandes ciudades, contando con la participación de 410 administraciones y 21 empresas especializadas. Una cifra que aumentó en 2018, cuando el hilo conductor fue la gestión de residuos en regiones y municipios turísticos y grandes eventos. La tendencia continuó al alza, con 560 administraciones y 24 empresas especializadas en 2019, en las que se habló sobre el pago por generación y tecnología. Tras dos años de paréntesis por la pandemia del coronavirus, en 2022 el congreso celebró su cuarta edición volviendo con fuerza, con 1.500 visitantes, hasta 620 administraciones y 25 empresas especializadas. La orgánica como elemento clave en los nuevos modelos de recogida selectiva fue su principal tema. El pasado año abordó la implantación de nuevos modelos de recogida con identificación del generador y, como novedad, se repartió por primera vez en tres jornadas completas, por la mañana y por la tarde, con récord de visitantes: 1.700 personas.
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