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Las ciudades se enfrentan a importantes desafíos relacionados con el clima y la energía. Muchas están poniendo de su parte para mitigar el cambio climático, incluyendo esfuerzos para ahorrar energía, aumentar su eficiencia energética y usar más fuentes de energía renovables. A pesar de ello, las ciudades ya están sintiendo los efectos del cambio climático y no les queda más opción que encontrar maneras de adaptarse a los riesgos.
La adaptación y la mitigación al cambio climático tienen la misma importancia. Los firmantes del Pacto de las Alcaldías para el Clima y la Energía se han comprometido a poner en práctica un enfoque integrado con respecto a la mitigación y la adaptación al cambio climático.
Las buenas prácticas que se presentan en este folleto muestran cómo la combinación de medidas de adaptación y mitigación puede ayudar a que las ciudades tomen mejores decisiones urbanísticas y resuelvan retos clave.
Muchos de los desafíos a los que se enfrentan las ciudades tienen su origen en la urbanización, pero otros están relacionados con la mitigación y la adaptación, algo a lo que la comunidad del Pacto de las Alcaldías responde con medidas locales para el clima y la energía:
La mejora del rendimiento energético y la resiliencia de los edificios es un componente esencial de la mitigación del cambio climático, dado que los edificios son responsables del 40 % del consumo energético en la UE. La calefacción y el aire acondicionado en interiores constituyen un reto cada vez mayor, a medida que las ciudades se ven obligadas a adaptarse a unas temperaturas más extremas. Aunque el cambio climático puede reducir la demanda de energía para calefacción en invierno, en algunas zonas, aumenta la necesidad de aire acondicionado en verano, para lo cual son necesarios además sistemas energéticamente eficientes que puedan proporcionar comodidad térmica sin generar más emisiones.
La gestión de los flujos de agua está convirtiéndose en un problema de crítica importancia, dado el aumento de los riesgos de sequías e inundaciones y la escasez de agua a la que se enfrentan muchas partes de Europa. Establecer estructuras de gestión hídrica innovadoras para la reutilización del agua de lluvia es un ejemplo de cómo las ciudades pueden adaptarse a estos riesgos sin aumentar de modo sustancial el consumo de energía. De modo similar, el establecimiento de programas de prevención de inundaciones o la ampliación y el refuerzo de las orillas de los ríos pueden reducir el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos y la inundación de las zonas circundantes.
Facilitar la movilidad sostenible resulta beneficioso tanto para el medio ambiente (para la mitigación del cambio climático) como para la sociedad, por la mejora de la calidad del aire y de la calidad de vida. Unos sistemas de transporte urbano sostenibles y más resilientes no solo implican menos contaminación, sino más resiliencia ante el aumento de los riesgos climáticos para las infraestructuras clave.
El saneamiento de los espacios urbanos contribuye a la mitigación del cambio climático porque, gracias a su capacidad para absorber el dióxido de carbono de la atmósfera, las zonas verdes hacen las funciones de sumideros de carbono. Este también es un componente clave de la adaptación, dado que el saneamiento de los espacios urbanos aumenta la capacidad de absorción del suelo en caso de grandes lluvias y tiene un efecto de enfriamiento en el entorno en el que se encuentra.
La gestión del crecimiento urbano es un medio importante de reducir los impactos negativos del esparcimiento de las edificaciones de viviendas y comerciales sobre el medio ambiente y la calidad de vida en las ciudades. Unas ciudades compactas, conectadas y bien planificadas tienden a producir menos emisiones de gases de efecto invernadero y a crear menos costes en infraestructuras, además de ser más resilientes a las temperaturas extremas.
Los beneficios de las medidas en materia de clima y energía con frecuencia van más allá de la mitigación y adaptación al cambio climático. Los espacios verdes, por ejemplo, brindan beneficios sociales y sanitarios, y unas ciudades compactas y conectadas se asocian con unos hábitats salvajes más extensos y productivos, además de zonas recreativas en la periferia y ahorro de tiempo en desplazamientos al trabajo. Aprovechar al máximo tales beneficios añadidos también aumenta la popularidad de estas medidas.
El Pacto de las Alcaldías reúne a las autoridades locales y regionales que de forma voluntaria se comprometen a intentar alcanzar en su territorio los objetivos de la UE en materia de clima y energía. Este movimiento único desde la base comenzó en el año 2008 con el respaldo de la comisión Europea e incorpora ahora más de 10000 firmantes*. El Pacto de las Alcaldías para el clima y la Energía amplió el compromiso inicial de reducción de co2 (que ahora se estableció en un 40 % de reducción para 2030) e incluyó la adaptación al cambio climático como parte de sus objetivos. Las autoridades firmantes a nivel local comparten una visión de unas ciudades descarbonizadas y resilientes con acceso universal a una energía segura, sostenible y accesible. Para hacer realidad esta visión, los firmantes se comprometen a preparar Planes de Acción para el clima y la Energía sostenible para el año 2030 e implantar actividades locales de mitigación del cambio climático y adaptación a él.
Con entre 1,5 y 2 millones de viajes al día, Zagreb se enorgullece de una extensa red de transporte público compuesta de tranvías, autobuses, funicular y metro, además de 200 km de carriles para bicicletas. Zagreb ha estado dando pasos para mejorar la eficiencia de su sistema de transporte público desde la firma del Pacto de las Alcaldías en 2008.
Entre 2010 y 2012, la flota de autobuses de la ciudad se sustituyó por 160 autobuses de eficiencia energética y combustible limpio, incluyendo 100 vehículos de piso bajo con motor de biocombustible y 60 de gas natural comprimido (GNC). Equipados con aire acondicionado, TV de circuito cerrado y botones de emergencia, la nueva flota es más segura y cómoda, sin aumento del consumo de energía. También se han introducido 70 tranvías de piso bajo más, que contribuyen a una mejor calidad del aire y accesibilidad del transporte público. El aumento de los viajes en transporte público muestra que se está convirtiendo en una alternativa segura y atractiva a los vehículos privados.
Además, la ciudad ha instalado detectores para recopilar información sobre el tráfico en intersecciones clave en una de las arterias de tráfico más congestionadas. Los viajeros pueden obtener información sobre el transporte por medio de 147 paneles informativos de LED que se encuentran en las paradas de transporte público.
Zagreb implantó estas medidas como parte de su participación en el proyecto CIVITAS ELAN, financiado por la UE.
Zagreb deseaba comentar su estrategia de transporte con sus ciudadanos y organizó diálogos de movilidad en nueve comités locales, además de 15 reuniones en residencias de ancianos. Este compromiso continúa en la actualidad con «Diálogo sobre la movilidad en Zagreb», un proyecto de dos años financiado por la UE en el que participan ciudadanos de cinco distritos de la ciudad y del ayuntamiento.
El Pacto de las Alcaldías para el Clima y la Energía está abierto a todas las autoridades locales democráticamente constituidas con/por representantes electos, independientemente de su tamaño y del estadio de implantación de sus políticas en materia de energía y clima.
Para unirse al movimiento en constante expansión, las autoridades locales deben seguir el proceso que se indica a: https://www.pactodelosalcaldes.eu/participa/participa-como-firmante.html
Más información: www.eumayors.eu
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