Las ciudades inteligentes utilizan tecnología digital para abordar sostenibilidad, movilidad y gestión urbana. Expertos explican cómo IoT, inteligencia artificial y gemelos digitales optimizan servicios, creando entornos urbanos conectados, eficientes y resilientes para el futuro
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31/10/2024
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Una ciudad en constante evolución, dinámica y adaptable a las necesidades de sus habitantes en tiempo real. Un modelo urbano que integre enfoques innovadores y tecnologías disruptivas para optimizar la eficiencia de sus servicios. Así es como se concibe hoy el concepto de smart city o ciudad inteligente, un paradigma emergente que está ganando relevancia a nivel global y promete transformar el entorno urbano mediante la implementación de soluciones digitales en cada una de las áreas de gestión.
¿Cuáles son las principales innovaciones tecnológicas que están transformando el modelo tradicional de ciudad? ¿Qué beneficios se derivan de ello? Este reportaje se propone dar respuesta a estas preguntas, contando con la visión de dos destacados expertos en el área. Adolfo Borrero, presidente de la Comisión de Smart Cities de AMETIC y José de la Uz, presidente de la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) y actual Alcalde del municipio madrileño de Las Rozas, comparten su visión sobre cómo las tecnologías disruptivas están redefiniendo el entorno urbano, y abordan los principales retos asociados a su implementación a gran escala y las expectativas futuras que auguran para las ciudades españolas en este ámbito.
Tras décadas de innovación tecnológica aplicada a múltiples sectores, las ciudades han comenzado a adoptar un enfoque proactivo en este ámbito, implementando de manera sustancial la digitalización en los servicios que prestan. En la búsqueda de soluciones que mejoren tanto el bienestar de los ciudadanos como la calidad de los servicios urbanos, la adopción de tecnologías disruptivas se posiciona hoy como el principal aliado estratégico para la gestión urbana. Entre los beneficios asociados a estas tecnologías, destacan principalmente la optimización de recursos, la mejora en la toma de decisiones en tiempo real y una mayor capacidad para lograr la eficiencia operativa a cualquier nivel.
Así, la smart city nace para dar respuesta a los retos crecientes relacionados con la gestión de recursos, el crecimiento demográfico, la movilidad y la sostenibilidad en las ciudades. Adolfo Borrero señala que, fruto de una comisión entre AMETIC y la Asociación Española de Normalización (UNE), nació la definición de smart city por la que se rige la entidad. “Se trata de una visión holística de la ciudad que aplica soluciones TIC para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y asegurar un desarrollo económico, social y medioambiental sostenible en mejora continua. Una smart city permite a sus ciudadanos interactuar con ella de forma multidisciplinar y adaptarse en tiempo real a sus necesidades garantizando eficiencia en calidad y costes, al ofrecer soluciones de Open Data y servicios orientados a las personas, con el objetivo de mitigar los efectos del crecimiento poblacional en el sector público y privado mediante la integración innovadora de infraestructuras con sistemas inteligentes".
En los próximos años, las ciudades se perfilarán como un ecosistema completamente interconectado, donde la tecnología será el núcleo de la toma de decisiones para la gestión urbana.
En este sentido, Borrero afirma que la gran potencia transformadora de este concepto proviene de la adopción por parte de las administraciones públicas españolas, lo que desembocó “en el establecimiento de políticas públicas destinadas a resolver los desafíos que enfrentan las ciudades y territorios. En este contexto, se evidenció que las herramientas digitales jugarían un papel crucial en la resolución de estos problemas. “Estamos hablando del año 2010, y ya entonces pudimos determinar la importancia de centrar las estrategias en el ciudadano como eje vertebrador de las soluciones digitales para orientarlas a maximizar la eficiencia a su servicio”, agrega el experto.
Por su parte, José de la Uz explica que existen numerosas definiciones para el concepto de smart city, las cuales pueden variar con el tiempo. No obstante, sostiene que la definición fundacional de la RECI contempla “el progreso económico, social y empresarial de la ciudad a través de la innovación y el conocimiento, apoyándose en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”. El experto considera que, a día de hoy, “no hay duda de que la aplicación tanto de enfoques innovadores en la gestión de las ciudades como la incorporación de herramientas tecnológicas disruptivas en las diferentes áreas redundan en una mayor eficiencia y eficacia en nuestra labor. Y eso, en definitiva, se traduce en una mayor calidad de vida para los ciudadanos, que es el objetivo último”.
El carácter multidisciplinario de las tecnologías aplicadas a las ciudades, permite que cada una de ellas ofrezca soluciones específicas para diversos usos, abordando problemas concretos en el entorno urbano. Estas soluciones son aplicables a una gran variedad de áreas, tales como energía, agua, movilidad, urbanismo, turismo o medio ambiente. Además, cuando se integran adecuadamente, las tecnologías maximizan los beneficios, generando un impacto multiplicador en la eficiencia y sostenibilidad de la gestión urbana. Ejemplos de herramientas que ilustran esta sinergia incluyen la inteligencia artificial (IA), el 5G, el Internet de las Cosas (IoT) y los gemelos digitales.
Para comprender mejor la interrelación entre las diversas soluciones destinadas a resolver problemas urbanos, AMETIC ha constituido un grupo de trabajo denominado “Tecnologías Habilitadoras para Smart Cities”. A modo de ejemplo, explican que “la inteligencia artificial predictiva permite generar modelos para los gemelos digitales, los cuales se redefinen a partir de las medidas obtenidas de diversos parámetros proporcionados por el IoT a través de sensores que transmiten información mediante 5G. Esta información puede ser visualizada y analizada a través de la realidad virtual”. Adolfo Borrero argumenta que, de este modo, los servicios urbanos pueden ser monitorizados y modelizados, “lo que permite una mayor eficiencia y también facilita la planificación según las hipótesis que le planteemos al modelo”.
En esta misma línea, José de la Uz aclara que las principales innovaciones en las que se está trabajando actualmente son el gemelo digital y la inteligencia artificial. “El desarrollo de las plataformas urbanas es algo que lleva tiempo implantándose, pero es ahora cuando está adquiriendo un impulso significativo. Sin duda, se trata de un pilar indispensable para disponer de datos de manera integral, que permita la interoperabilidad entre los diferentes verticales y otros conceptos, como los espacios de datos”. Conocer y poder gestionar estos datos, aprovechándolos al máximo gracias a los gemelos digitales, supondrá enormes beneficios desde todas las perspectivas, “como, por ejemplo, el impulso al ecosistema empresarial o la toma de decisiones fundamentadas teóricamente”, añade.
Las tecnologías emergentes, delimitadas por marcos normativos adecuados, se convierten en herramientas clave para mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad urbana.
Junto con los elementos tecnológicos, las políticas públicas desempeñan un rol central en la evolución de las ciudades inteligentes, ya que establecen prioridades y definen los desafíos urbanos que deben ser abordados. En este sentido, las tecnologías emergentes, delimitadas por marcos normativos adecuados, se convierten en herramientas clave para la implementación de soluciones dirigidas a mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad urbana. Así, la industria digital sigue el rumbo marcado por estas políticas, desplegando soluciones innovadoras que optimizan la gestión de los recursos y servicios en las ciudades inteligentes.
Desde el punto de vista experto, ambos profesionales coinciden en que, en el contexto actual, resulta imprescindible que las administraciones públicas y el sector privado mantengan una conexión sólida y sinérgica, donde las políticas regulatorias y los desarrollos empresariales se retroalimenten para acelerar el avance tecnológico. A modo de ejemplo, destacan los marcos normativos que fomentan la innovación, como la Compra Pública de Innovación, que actúa como una palanca estratégica. En el ámbito financiero, sobresalen los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que han canalizado recursos hacia áreas clave como la movilidad, el turismo y el apoyo directo a las pymes, potenciando el desarrollo tecnológico y económico. Asimismo, los planes de ciudades y territorios de Red.es y la EDUSI de Hacienda han sido dos de las principales herramientas financieras para el desarrollo de las smart cities, según comentan.
Llevado al terreno práctico, en España existen numerosas iniciativas de éxito que se han ido desarrollando en los últimos 20 años. Adolfo Borrero comenta que “son muchos verticales en los que se están aplicando las tecnologías digitales de las smart cities, y además están siendo exportadas por nuestras empresas a otros países, dado el liderazgo que mantenemos desde hace años en el ecosistema que español, donde la normalización es uno de los pilares fundamentales (UNE178)”. Algunos ejemplos incluyen Valencia, que cuenta con un proyecto propio de smart city; Alcoy, donde han se ha implementado un “sandbox urbano” a modo de laboratorio de pruebas para la innovación; Sevilla, que con su Smart City Office sirve de ejemplo para la gestión de flujos turísticos; y Gijón, que concentra sus esfuerzos el desarrollo de soluciones orientadas hacia la transición energética y la digitalización, a través de su proyecto “Smart Light, Smart City”.
Estos son solo algunos ejemplos de los muchos que existen a lo largo del territorio español. Como afirma Borrero, “nuestra industria de las smart cities vive un momento dulce en el que ya se comienzan a reproducir las soluciones de las ciudades pioneras en urbes más pequeñas, gracias a las Diputaciones y a los Cabildos Insulares, que juegan un papel fundamental para llevar la digitalización a los pueblos de su competencia, que no tienen medios ni recursos técnicos para implementarlos”.
En esta línea, José de la Uz afirma que en el ámbito español cada vez son más los territorios que se están subiendo con fuerza a la ola de ciudades inteligentes. “El mayor aprendizaje de la experiencia de la Red Española de Ciudades Inteligentes es la necesidad de compartir conocimiento e impulsar iniciativas conjuntas. La colaboración entre las diferentes ciudades, y diría que aún más importante, entre los territorios, es fundamental. Solo juntos podemos avanzar al ritmo que necesitamos”.
Las principales áreas de acción para avanzar hacia la smart city son: financiación, cambio cultural, disponibilidad de datos fiables, formación y talento de los gestores públicos y regulación.
Aún con las grandes ventajas que trae consigo el cambio hacia la smart city, una transformación de tal calibre no puede quedar exenta de retos. La implementación de tecnologías digitales plantea desafíos en términos de infraestructura, interoperabilidad y adaptación, tanto de los ciudadanos como las administraciones. De la Uz explica que la mayoría de los problemas se derivan de la falta de estructuras organizativas, así como de recursos humanos en algunos casos, lo que dificulta el acceso ágil a todas las posibilidades que ofrece la smart city.
Por su parte, desde AMETIC categorizan los desafíos en varios apartados. El primero tiene que ver con que la financiación de proyectos de smart cities, pues las partidas destinadas a tecnologías habilitadoras aún son limitadas y, por lo tanto, determinan una lenta transformación digital para la gestión de las ciudades. El segundo elemento se refiere a la cultura, ya que los proyectos chocan en muchas ocasiones con la falta de conocimiento en el uso de herramientas digitales por parte de los ayuntamientos, que son incapaces de acoger una cantidad tan significativa de datos. Adolfo Borrero expresa su preocupación ante el hecho de que la gran mayoría de entes locales no cuenten con personal capacitado para pilotar las soluciones que se despliegan. “Hace falta contratar más talento digital para poder extraer los mejores beneficios que las tecnologías ponen a su disposición”.
"Las tecnologías digitales para smart cities españolas están siendo exportadas a otros países, dado el liderazgo que mantenemos desde hace años en el ecosistema español", destaca Adolfo Borrero, presidente de la Comisión de Smart Cities de AMETIC.
En tercer y último lugar, el portavoz de AMETIC destaca que la regulación es uno de los frenos más frecuentes en el desarrollo de las smart cities, pues “suele ir muy por detrás de los avances tecnológicos y se convierte en un fuerte peligro competitivo frente a otros países como Estados Unidos y China cuando se restringe su uso, como lo que está ocurriendo con la inteligencia artificial. De ahí el lento avance que se produce en la Unión Europea”. Por tanto, para avanzar hacia el cambio de modelo urbano el experto sintetiza las principales áreas de acción en: financiación, cambio cultural, disponibilidad de datos fiables, formación, talento de los gestores públicos y regulación.
En los próximos años, las ciudades se perfilarán como un ecosistema completamente interconectado, donde la tecnología será el núcleo de la toma de decisiones para la gestión urbana. A medida que las ciudades evolucionan hacia modelos más inteligentes e interconectados, las soluciones emergentes desempeñarán un papel destacado en la atención los desafíos relacionados con la sostenibilidad, la inclusión y la resiliencia en las urbes.
Desde AMETIC proponen gestionar la transición ecológica a través del modelo que proporciona Naciones Unidas, enmarcado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Como toda tecnología habilitadora, la inteligencia artificial permea a todas la actividades humanas, ya que imita en muchos aspectos el razonamiento humano, y por tanto, es aplicable a prácticamente todo lo que hacemos en nuestra actividad diaria. Esto la convierte en una potente herramienta para el cumplimiento de los ODS”, expone Adolfo Barrero. El experto explica también que los ODS ofrecen un marco perfecto para potenciar el compromiso cívico, mejorar la participación ciudadana y maximizar el impacto social en las ciudades. “Para ello, es necesario adaptar la tecnología a las metas globales, teniendo en cuenta las diferentes realidades locales. Medir los logros mediante el sistema de indicadores de ODS nos permitirá entender qué iniciativas promover o eliminar”.
"La colaboración entre las diferentes ciudades y entre los territorios es fundamental. Solo juntos podemos avanzar al ritmo que necesitamos", afirma José de la Uz, presidente de la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) y Alcalde del municipio madrileño de Las Rozas.
Con una perspectiva igualmente optimista, José de la Uz afirma que “el punto en el que se encuentra actualmente el desarrollo de nuevas tecnologías y la velocidad de su avance pone a nuestra disposición un enorme abanico de soluciones a implementar”. El experto subraya que, por fortuna, las tecnologías emergentes son cada día más económicas y su implantación está totalmente generalizada, ya que al tratarse de un servicio básico, contribuyen a la transición ecológica en una amplia variedad de proyectos. “Sin duda, en un futuro muy próximo serán herramientas fundamentales para una ciudad más sostenible y eficiente. Las administraciones deben seguir profundizando en la promoción de estas y otras soluciones que surgirán en el futuro para avanzar en esta imparable ola de ciudades inteligentes”.
Por lo tanto, en los próximos años, el nivel de transformación digital de cada territorio determinará su capacidad para enfrentar los desafíos contemporáneos. La transición hacia ciudades inteligentes no solo optimizará la gestión de recursos y servicios, sino que también fomentará la sostenibilidad y la resiliencia en el ámbito urbano, aumentando la capacidad de cada enclave para abordar problemas emergentes, como los relacionados con el cambio climático, la urbanización o la obsolescencia de los servicios. Así, avanzar hacia la smart city se configura como la alternativa más eficaz para enfrentar las exigencias del futuro.
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