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26/06/2020
TEMAS
Medio Ambiente Reciclaje Residuos Economía Circular ASPAPEL Pajaritas Azules
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La promoción de la recogida y el reciclaje de papel y cartón es uno de los objetivos estratégicos de ASPAPEL, en el que se enmarca el Programa Pajaritas Azules, concebido como una iniciativa de colaboración público-privada, con el fin de contribuir a la mejora continua de la recogida selectiva y a alcanzar los objetivos de reciclaje, así como a avanzar en la senda de la economía circular. El papel es ejemplo de economía circular: es natural, renovable y reciclable, y se recicla masivamente siendo España el tercer país más reciclador de la Unión Europea. La gran capacidad de reciclaje permite a la industria papelera española garantizar el reciclaje de todo el papel y cartón recogido selectivamente que cumpla con los estándares de calidad europeos.
El Programa Pajaritas Azules, dirigido a municipios y agrupaciones locales de más de 50.000 habitantes y capitales de provincia, asesora, evalúa y da reconocimiento y visibilidad a la excelencia en la gestión municipal de la recogida selectiva de papel y cartón. Las entidades locales que destacan por su buena gestión reciben una, dos o tres Pajaritas Azules, que en las sucesivas ediciones mantendrán, incrementarán o perderán en función de sus resultados.
Este año 2020, han sido treinta y cinco entidades locales las que han superado los criterios del programa y han conseguido alguna de las categorías de Pajaritas Azules. Veintiséis de ellos han alcanzado o mantenido el máximo nivel de tres Pajaritas. Esto habla claramente del avance y mejora de los sistemas de recogida selectiva y es la prueba de que la filosofía del programa – la mejora continua – ha calado hondo.
La edición 2020, la cuarta, ha sido la más exigente hasta la fecha, ya que los criterios de concesión de Pajaritas Azules se han revisado y reforzado. Todos los ayuntamientos que han conseguido obtener alguna Pajarita han tenido que cumplir un requisito imprescindible: la puesta en marcha de un sistema de control de impropios, que va a permitir medir y seguir su evolución así como tomar medidas para reducirlos. En definitiva, se trata de conseguir que aparezcan cada vez menos residuos impropios —como plásticos, restos de comida o ropa— dentro del contenedor azul para que el reciclaje sea eficaz.
El sistema español de recogida selectiva es un sistema de éxito, referente Europeo. No obstante, hemos de seguir trabajando para hacerlo más eficiente y mejorar la calidad del material recogido selectivamente. Para un reciclaje de calidad es necesario reducir el nivel de impropios en los contenedores azules, que tiene consecuencias medioambientales y económicas y dificulta el reciclaje final del material recogido.
Son muchas las iniciativas que ya se están poniendo en práctica para mejorar la calidad. Las campañas informativas dirigidas a los ciudadanos para mejorar sus hábitos de separación de residuos. La adaptación de los contenedores con cierres y bocas que eviten la introducción de materiales impropios a la vez que dificultan el hurto del papel y el cartón. O la recuperación de los servicios puerta a puerta del pequeño comercio y las recogidas selectivas complementarias en colegios, mercados municipales, oficinas públicas…, que se habían reducido o habían desaparecido con la crisis.
Y, por supuesto, el control y seguimiento de impropios, estableciendo procedimientos para medir y detectar incidencias en la calidad del papel y cartón recogido selectivamente en los contenedores azules y aplicar medidas correctoras.
La calidad del material recogido es pues el nuevo reto de la economía circular del papel. Un objetivo común, que alcanzaremos con la implicación de todos: de las administraciones públicas, los ciudadanos, las empresas recuperadoras y la industria papelera.
El modelo español de recogida selectiva municipal monomaterial, basado en el contenedor azul y reforzado con recogidas complementarias sistematizadas en pequeño comercio, colegios, oficinas… es un modelo de éxito, considerado una y otra vez como referente en Europa.
La eficiencia medioambiental y económica del sistema español ha sido refrendada por estudios europeos como el de la consultora francesa Bio Intelligence Service. Y nuestro modelo ha sido seleccionado como referente en el proyecto europeo IMPACTPapeRec y premiado en los European Recycling Awards, que distinguieron con este galardón a los ayuntamientos del programa Pajaritas Azules. También en diversos países latinoamericanos se han interesado por el modelo español para desarrollar y mejorar sus propios sistemas.
Los ingredientes del éxito de nuestro sistema son en primer lugar el carácter monomaterial de la recogida, lo que significa que el papel y el cartón se recogen en un contenedor específico, separados del resto de los residuos, de modo que se evita su contaminación y se consigue una mayor calidad del material para reciclar. La recogida del papel y el cartón se realiza en nuestros municipios a través del contenedor azul, con un mismo color unificado para todo el país. Los contenedores azules se sitúan en áreas de aportación en la vía pública para recoger conjuntamente todos los tipos de papel y cartón de consumo doméstico. Así el sistema ofrece total disponibilidad y absoluta flexibilidad horaria para que el ciudadano deposite su papel y cartón.
A esto se une una buena dotación de más de 217.000 contenedores azules. Y recogidas complementarias sistematizadas (horarios, pautas…) en comercios, colegios, oficinas, etc., que permiten destinar el contenedor azul a su uso doméstico.
El diseño de este modelo de recogida, unido a las frecuentes campañas de información y concienciación ciudadana ha hecho posible que la colaboración en el reciclaje de papel haya arraigado profundamente en los hábitos ciudadanos. La reciclabilidad es la característica más valorada de los productos papeleros como demuestran repetidamente las encuestas sobre temas medioambientales en general y en particular la Encuesta sobre el papel en España, que realiza periódicamente El Foro del Papel.
Pajaritas Azules de ASPAPEL, es un programa exigente, que contribuye a alcanzar los objetivos de reciclaje y a avanzar en la senda de la economía circular. Una economía circular que se encuentra entre las treinta líneas prioritarias de actuación para luchar contra el calentamiento global, incluidas en la declaración de emergencia climática del Gobierno.
El programa se basa en 21 indicadores referidos a la recogida del contendor azul, las recogidas complementarias, la información y concienciación ciudadana, la regulación y planificación y los resultados y trazabilidad hasta el reciclaje final. Por lo que se refiere al contenedor azul, los indicadores miden la dotación, volumen disponible, calidad del servicio de recogida, ubicación de los contenedores, apertura del contenedor y limpieza de la zona de aportación. Los indicadores relativos a las recogidas complementarias evalúan la gestión específica del cartón de zonas con gran concentración de pequeño comercio, su periodicidad y el cumplimiento de las condiciones de entrega, así como la gestión de la recogida del papel y cartón de dependencias públicas y centros educativos y la promoción de otras recogidas complementarias.
La información y concienciación ciudadana es otro aspecto esencial de la evaluación con indicadores relativos a las campañas de información sobre recogida y reciclaje de papel y cartón, la transparencia en la información y la diferenciación e identificación de los servicios de recogidas selectivas de papel y cartón.
La regulación y planificación se analiza con otro grupo de indicadores sobre la normativa reguladora de la recogida selectiva de papel y cartón, la contratación de este servicio y la planificación de la gestión de los residuos de papel y cartón.
El último grupo de indicadores —y no por ello menos importante— evalúa los resultados a través de la tasa de aportación y la evolución anual de la recogida, la trazabilidad de la recogida de papel y cartón hasta el reciclaje final en fábrica papelera y la calidad del papel y cartón recogido selectivamente.
Sin calidad no hay circularidad. Y este reto sólo puede abordarse con eficacia si se afronta como un objetivo socialmente compartido. Administraciones públicas, industria, empresas de recogida y recuperación, medios de comunicación…, todos compartimos el compromiso de trabajar por la economía circular.
Los ayuntamientos, que dan cauce a la colaboración ciudadana gestionando un eficiente sistema de recogida. Los medios de comunicación, por su contribución a la concienciación e información ciudadana, que resulta esencial. Como también lo es la labor legislativa y de planificación de la administración central y autonómica. El sector de la recuperación y, finalmente, la industria papelera, desde la que aportamos nuestra capacidad recicladora, solo superada en Europa por Alemania y Francia.
La economía circular está en el propio ADN del papel. Con el reciclaje se cierra el ciclo del papel, optimizando el aprovechamiento de un recurso natural y renovable como la madera. Además se reducen los vertederos y las emisiones que se producen en ellos. Los cinco millones de toneladas de papel y cartón que la industria papelera española recicla anualmente, ahorran un espacio en vertedero equivalente a 50 grandes estadios de fútbol llenos hasta arriba de papel y cartón usado y evitan 4,5 millones de toneladas de emisiones de CO2 en vertedero.
Una vez utilizados, los productos papeleros se recogen para reciclar a través de dos vías: la recogida selectiva municipal (contenedor azul, puerta a puerta comercial y puntos limpios) y la recogida que realizan operadores privados (gestores de residuos) en grandes superficies de distribución, industrias, imprentas…
Ese papel y cartón recogido de forma separada va a las plantas de las empresas de la recuperación (recuperadores), donde se limpia, se clasifica (conforme a la norma UNE-EN 643), se acondiciona y se enfarda, produciendo una materia prima secundaria que será consumida por las fábricas de papel. Finalmente, las fábricas papeleras adquieren esta materia prima, utilizándolas para fabricar papel y cartón reciclado, que vuelve al consumidor en forma de diversos productos papeleros.
Cuando el papel recuperado llega a la fábrica papelera, se mezcla con agua. En fases sucesivas de depuración se van separando las fibras de celulosa de las grapas, plásticos… Si se trata de papel impreso, se retiran también las tintas por un proceso de flotación.
La pasta formada ya solo por fibras limpias pasa entonces a la máquina papelera. En la máquina se forma una banda húmeda de papel de la que se va eliminando el agua por gravedad, vacío, presión y finalmente con un secado térmico.
De este modo se cierra el ciclo de la bioindustria circular del papel, optimizando el uso de un recurso natural y renovable como la fibra de madera y desempeñando un papel protagonista en la economía circular.
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