Una remodelación emblemática en el centro de Madrid
Dar un paseo por la Plaza de España de Madrid es dar un paseo por la historia. Gracias a la última reforma (que abarca mucho más que la propia plaza) se han unido las tres grandes operaciones urbanas de la capital y los siglos que las comprendieron.
La primera tuvo lugar durante el siglo XVIII, cuando hubo una grandísima transformación de la ciudad al norte del Palacio Real, gracias a todas las operaciones de Sabatini, la creación de la Cuesta de San Vicente y la Calle Bailén.
La siguiente operación urbana, el Palacio Real de Oriente y la Plaza de Oriente, la realizó José Bonaparte y supuso la transición urbanística entre el s. XVIII y el s. XIX.
La frontera entre el s. XIX y el s. XX la marca la Gran Vía. Y Madrid Río nos transportó del s. XX al s. XXI devolviéndole la vida a sus aguas y alrededores.
La Plaza de España es el punto de encuentro de esas tres operaciones y cuatro siglos.
Además es un proyecto pionero, ya que es la primera obra de este calado elegida mediante un proceso participativo en el que participaron 212.000 ciudadanos, de los que el 66,19 % votó por esta propuesta creada por los arquitectos Lorenzo Fernández-Ordóñez, Aránzazu La Casta y Fernando Porras-Isla, socios de Porras Guadiana Arquitectos S.L., nombrada Welcome Mother Nature, goodbye Mr. Ford y que finalmente ha supuesto una inversión de algo más de 70 millones de euros.
La obra se abrió parcialmente al público el día 22 de noviembre de 2021, previendose su completa finalización en el primer trimestre de 2022.
La obra se ha realizado con el objetivo de recuperar buena parte del espacio urbano del entorno de la Plaza de España para integrarlo en un sistema de zonas verdes continuas que se extiendan hasta la plaza de Oriente y el Parque del Oeste.
Es decir, se trata de una propuesta de regeneración urbana que une la Gran Vía, uno de los ejes comerciales más importantes de la ciudad central, con el real sitio del Palacio de Oriente, y de los parques del Templo de Debod, y Madrid Río.
Las actuaciones pretenden:
• Recuperar la plaza de España como lugar estancial, cívico y activo.
• Incrementar la conectividad para los peatones.
• Establecer la máxima continuidad espacial y la conexión de áreas verdes.
• Garantizar la accesibilidad universal y el diseño para todos.
• Mejorar las condiciones medioambientales a través de la protección y el incremento de la vegetación.
• Incorporar los elementos patrimoniales y de valor arquitectónico al paisaje urbano.
• Establecer un sistema de carriles para ciclistas que complete las redes de este modo de transporte.
• Suprimir es sistema viario de superficie en su lado oeste
• Reducir del tráfico motorizado en el perímetro de la plaza y en sus aledaños.
El proyecto, denominado originalmente Welcome Mother Nature, es pionero por su carácter participativo y clave para la movilidad de la zona y la conexión con otros espacios emblemáticos de la ciudad.
Para el arquitecto Fernando Porras-Isla, uno de los autores del proyecto, “es un reto muy grande, del que estamos siendo más conscientes ahora que estamos viendo el resultado. Es un proyecto en un sitio muy complejo en el centro de la ciudad que tiene muchas capas bajo el suelo, llenas de cosas. Desde un arroyo subterráneo, hasta las más importantes instalaciones de comunicación, alcantarillado, energía eléctrica, y además ruinas y restos arqueológicos”. Y es que esos restos arqueológicos han sido los causantes de bastantes dolores de cabeza en su estudio así como de demoras e incrementos de presupuesto, pero el equipo Porras Guadiana Arquitectos (Aránzazu la Casta y Fernando Porras-Isla también fueron coautores del proyecto de Madrid Río) han sido capaces de resolver los retos que han ido encontrando hasta conseguir que en un recorrido de un kilómetro tengamos una pequeña lección de cómo actuar cuando encuentras patrimonio en una ciudad, “hay por un lado un yacimiento visible desde la calle en su lugar original, unas ruinas bajo un nuevo edificio-cubierta que las protege y unos restos que se han cambiado de sitio”, explica Fernando.
Para el geógrafo y urbanista Antonio Giraldo, “acercar la naturaleza al centro de la ciudad es un gran triunfo, también se ha recuperado mucho espacio público, se han integrado muchos elementos nuevos y se ha ocultado el tráfico, pero tiene mucho margen de mejora”.
Para el geógrafo y urbanista Antonio Giraldo, “acercar la naturaleza al centro de la ciudad es un gran triunfo, también se ha recuperado mucho espacio público, se han integrado muchos elementos nuevos y se ha ocultado el tráfico, pero tiene mucho margen de mejora”.
La modificación del tráfico es una de las claves de esta obra así como una de sus críticas ya que, efectivamente, a pie de calle el tráfico ha casi desaparecido pero se ha hecho una obra subterránea por la que podría pasar el mismo número de vehículos. Ocultar resulta una solución cortoplacista, pero una solución a un problema tan complejo no puede ver de la mano de un solo actor. Según el arquitecto “si todo fuera bien, se disminuiría el tráfico un 30% en dos años. Depende de cómo se regule Madrid 360. Gran Vía es un eje con muchísima intensidad de tráfico que no debería ser así, hay que cortar mucho antes el flujo para que la gente se disuada y vaya por otros caminos”.
En la ciudad los espacios verdes se multiplican cuando se suman, al unir dos parques estás generando un espacio mucho más rico y la continuidad espacial es importantísima en el espacio público. Desde el estudio de arquitectura cuentan que “cuando hicimos el proyecto Madrid Río, además de diseñar el parque, redactamos fue un plan especial que tuviese un recorrido en el tiempo mucho más largo que el propio proyecto y por supuesto más largo que la propia legislatura”. La plaza de España formaba parte de esta estrategia.
Ahora hay más sitio y menos asfalto. Y gran parte de este espacio está pavimentado, como la gran plaza central de 80m de diámetro, la cual es capaz de albergar todo tipo de actividades. Fernando relata que su idea era la de evocar “el conceto mediterráneo del ágora, del espacio público para todos”. Un espacio que hace un guiño a las clásicas plazas griegas o romanas pero completo con instalaciones integradas bajo el suelo para poder montar conciertos, mercados u otros eventos.
Pero en un proyecto que se llama Welcome Mother Nature, no pueden faltar elementos naturales, queremos árboles. Ahora mismo la superficie de zona vegetal del proyecto respecto a lo que había, es claramente mayor pero se ha redistribuido. En el proyecto y su ejecución se ha tratado de sanear y salvar la mayor cantidad de árboles que ya habitaban la plaza, pero muchos de ellos estaban en un pésimo estado de conservación.
Y por supuesto en una gran obra en la que el peatón gana espacio al tráfico, se crean lugares de esparcimiento. Parques infantiles, bancos kilométricos (concretamente 3 kilómetros de bancos son en los que ahora puede descansar quién pasee por la zona) y juegos sensoriales completan una plaza para vivirla seas quién seas. Algo que han tenido muy en cuenta también a la hora de colocar el mobiliario, ya que está todo mezclado en esas áreas para que tanto niños como adultos de todas las capacidades puedan jugar y experimentar la plaza.
Antes de esta obra la Plaza de España era un nodo de tráfico, ahora si hay una palabra que la defina es continuidad peatonal. El coche ya no es el protagonista ni la barrera entre el Palacio Real y la plaza. Se ha recuperado el espacio para los peatones sin barreras arquitectónicas, ahora desde la Gran Vía hasta el Palacio Real o el Templo de Debod no hay un solo obstáculo.
Parques infantiles, kilómetros de bancos y juegos sensoriales completan una plaza pensada para ser vivida por todos los ciudadanos.
Se ha creado un único nivel que fluctúa y se adapta mediante una topografía cambiante mediante “un gran trabajo de tallado del suelo. Nada impide ahora a un niño, persona con bastón o silla de ruedas moverse por estas zonas”, recalcan los arquitectos firmantes del proyecto.
Para el urbanista Antonio Giraldo el tema de la accesibilidad tiene luces y sombras, “para recorrer 5 metros una persona sin movilidad reducida sube una escalera, mientras que otra con movilidad reducida tiene que dar un rodeo de 80 metros. Es accesible a nivel general pero tiene algunos puntos oscuros que seguro que en el futuro se irán mejorando”. De cualquier manera, la mejora es sustancial con respecto a la plaza de la que se partía.
Uno de los aspectos en los que este proyecto se ha lucido es en el alumbrado, tanto de la plaza como de la obra completa.
Desde el Palacio Real hasta el Paseo del Pintor Rosales de los Rosales había una línea de farolas fernandinas que se han reconstituido de una manera más ordenada para mantener la continuidad. Pero también se han diseñado las farolas más modernas que hay en el mundo, unas farolas de madera de más de 20m de altura.
Esas farolas de madera tienen mucho que ver con dotar al espacio de espectacularidad, ya que en días especiales como Navidad, el día del orgullo LGTB o para amenizar la plaza con escenas luminosas inspiradas en el cielo de Madrid existen juegos de luces específicos.
Y la funcionalidad también se ha tenido en cuenta con la instalación de otras farolas con un báculo de aluminio extruido, mucho más bajas y con una forma diseñada para iluminar una zona verde.
No son pocas las personas que han expresado su sorpresa al descubrir el Café Cervantes, un nuevo espacio de restauración en la mítica plaza. El café se va a sacar a licitación pública para que un operador privado experto en hostelería se haga cargo de su gestión. Ahora mismo es un triángulo verde que se espera que se cubra con vegetación con el tiempo, uno de los detalles que marcarán la diferencia entre una obra recién terminada y una obra consolidada.
Uno de los rasgos que más desapercibido pasan pero merece la pena mencionar es el suelo y concretamente el adoquinado, para Antonio Giraldo “es un gran acierto, en las últimas reformas de las plazas de Madrid, se están usando suelos inapropiados”, pero en este caso se ha usado un adoquín único y exclusivo para la plaza. Algo que en sus palabras “da un toque de originalidad y de personalidad”.
Desde Porras Guadiana Arquitectos se aboga por promover la salud del ciudadano, “que respiren mejor, que anden más, que se ejerciten cómodamente y que puedan pasear en bicicleta hasta Madrid Río”.
Adoquines y losas de gran formato triangulares para hacer un ágora circular que generan con el dibujo un espacio único y adoquines pequeños y bien consolidados en los itinerarios que hay un uso peatonal fuerte dejando el resto de suelo terrario, permeable.
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