La necesidad de un cambio de modelo en la ciudad de Tarragona motivado por un estancamiento de la recogida selectiva ha impulsado la implementación de contenedores cerrados
En el año 2020 el porcentaje total de recogida selectiva de Tarragona (sumando contenedores, voluminosos, poda, aceite, ropa y punto limpio) fue del 33,51%. En este sentido se detectó un estancamiento en el crecimiento de la recogida selectiva desde el 2014, lo cual justificaba la necesidad de introducir cambios en el modelo de recogida selectiva existente en la ciudad.
Entre los datos destacaba especialmente la poca cantidad de recogida separada de orgánica, 3.690,82 toneladas en 2020, en comparación con la fracción resto, 40.681,42 toneladas el mismo año. Estos hechos y la necesidad de un cambio de modelo de recogida motivaron la implementación de los contenedores cerrados, una herramienta con identificación individualizada, que en un futuro nos hable de un usuario más responsable y sensibilizado con el entorno.
La necesidad de un cambio de modelo en la ciudad de Tarragona motivado por un estancamiento de la recogida selectiva ha impulsado la implementación de contenedores cerrados, una herramienta con identificación individualizada para fomentar usuarios más responsables y sensibilizados con la correcta gestión de sus residuos.
El sistema de contenedores cerrados se ha instalado en los contenedores de las fracciones resto y orgánica en los barrios de Serrallo (1.870 habitantes), Cala Romana (1.010 habitantes) y Bonavista (8.940 habitantes). En los dos primeros desde del mes de agosto del pasado 2021, y en Bonavista desde el mes de octubre.
En el barrio de Cala Romana la tecnología es de la empresa MOBA, y los vecinos deben identificarse con una tarjeta para poder abrir los contenedores. En el de Serrallo la empresa es Citisend y en Bonavista ID&A, y en ambos casos los vecinos pueden abrir los contenedores mediante el uso de una tarjeta o también de una App instalada en su smartphone.
Los barrios han sido escogidos por criterios geográficos y sociales, puesto que en conjunto representan casi todo el espectro existente en la ciudad de Tarragona y son núcleos urbanos relativamente aislados. Así, por ejemplo, Cala Romana es un claro ejemplo de viviendas unifamiliares, y tiene un total de 8 islas de contenedores. Serrallo presenta una edificación vertical moderada, pero un elevado índice de actividades económicas (principalmente de restauración), con un total de 3 islas de contenedores. Por último, Bonavista, tiene también una edificación vertical moderada y un elevado número de pequeños comercios de diferentes tipologías, pero en este caso el tamaño del barrio es bastante superior, habiendo un total de 30 islas de contenedores.
En Bonavista, además, se ha limitado la aportación del resto a tres días por semana (los martes, viernes y domingos), a excepción de los generadores de textil sanitario (como son pañales). En el Serrallo y Cala Romana no se ha aplicado esta limitación y se puede abrir la fracción resto cada día. La orgánica no se ha limitado en ninguno de los barrios y los vecinos los pueden abrir también cada día.
El trabajo ha sido intenso y se ha realizado de manera progresiva con el apoyo tanto de agentes cívicos y educadores ambientales como con la colaboración de las asociaciones de vecinos de los tres barrios donde se ha implantado. Previamente al cierre de los contenedores, se llevó a cabo una campaña comunicativa previa para explicar el cambio de sistema y se entregaron las tarjetas en tres fases. Por un lado, se ha instaló un punto informativo durante cuatro semanas en cada uno de los barrios; también se entregaron mediante el “puerta a puerta” a las viviendas y comercios y, una vez efectuado el cierre, se continuaron entregando las tarjetas en el Serrallo y Cala Romana a pie de contenedor, y en Bonavista se dirigía a los vecinos al punto de atención ciudadana instalado en el centro cívico.
Posteriormente, durante los primeros meses de implantación hubo agentes cívicos a pie de contenedor, para explicar a los usuarios el funcionamiento de la tecnología y el cambio de sistema en general. Esta importante tarea se ha podido llevar a cabo con la contratación de educadores ambientales y agentes cívicos. A este importante equipo se han sumado los trabajadores de educación ambiental del contrato de limpieza y recogida, el personal del Departamento de Limpieza Pública y el esfuerzo de la empresa y trabajadores de la limpieza viaria y la recogida de residuos.
El sistema de contenedores cerrados se ha instalado en los contenedores de las fracciones resto y orgánica en los barrios de Serrallo, Cala Romana y Bonavista.
Para valorar los datos hay que tener en cuenta que la recogida selectiva puede contemplar solo la obtenida de los contenedores de vía pública, o también sumarles a éstos los residuos voluminosos, los aportados al punto limpio, la poda, el aceite y el textil.
En los datos comparativos de recogida selectiva en contenedores de la vía pública, antes y después de cerrar, en el Serrallo se observa que antes de los contenedores cerrados la recogida selectiva era de un 51,51/% y la de resto 48,49%. Con contenedores cerrados, ha pasado a un 68,87% de recogida selectiva y la fracción resto al 31,13%. Ha sido destacable el incremento de la orgánica, pasando del 34,43% al 44,66%, lo que significa un aumento del 10,23% de la recogida de esta fracción.
Por lo tanto, tenemos un incremento de las fracciones selectivas del 17,36% y una reducción del 16,86% de fracción resto. Así pues, en el Serrallo la recogida selectiva después del cierre de contenedores es del 68,87%, cumpliendo los objetivos establecidos.
El resultado es sustancialmente superior al resto de barrios por el peso en la generación de residuos de la recogida comercial puerta a puerta de orgánica, vidrio y cartón. Añadiendo las otras recogidas selectivas (los voluminosos, aceite, textil, poda y punto limpio) el índice de selectiva seria del 72,69%.
En los datos comparativos de recogida selectiva en contenedores de la vía pública, antes y después de aplicar el cierre, se observa que la recogida selectiva era de un 23,81% y la fracción resto del 76,19%. Y con los contenedores cerrados la recogida selectiva ha aumentado al 39,53% y el resto ha descendido al 60,47%. En este barrio el incremento más destacable corresponde al papel y cartón, que ha pasado de un 6,12% al 13,22%, lo que supone un aumento del 7,1%.
Como conclusión se observa un aumento de la selectiva del 15,73%. Teniendo en cuenta los residuos recogidos en contenedores de Cala Romana con el nuevo sistema de cierre, el porcentaje de recogida selectiva es del 39,53%. Si a este dato se añaden las otras recogidas selectivas (voluminosos, poda, textil, ropa y aceite), la selectiva total bruta en el barrio seria del 46,96%.
En el barrio de Bonavista, los datos previos al cierre de contenedores mostraban una recogida selectiva del 31,18% y 68,8% para la fracción resto. Con la implantación de los cierres tenemos una recogida selectiva del 53,48% y fracción resto del 46,52%. En este barrio el incremento más destacable corresponde al papel y cartón, que ha pasado de un 5,9% al 16,3%, lo que supone un aumento del 10,3%. Referente a la orgánica, semanalmente se están recogiendo 1.629 kg de más, lo que supone un aumento del 2,27% para la recogida de esta fracción.
Como conclusión, después de cerrar contenedores vemos un aumento del 22,3% de recogida selectiva. Si se añaden las otras recogidas selectivas, el porcentaje es del 59,19%, cumpliendo con los objetivos establecidos.
Para obtener mejores resultados de separación con este sistema es esencial limitar las aportaciones de la fracción resto y posiblemente complementar el servicio con la recogida comercial puerta a puerta.
Con el cierre de contenedores se esperaba un incremento de impropios en los contenedores sin control de acceso: envases, vidrio, cartón, y en la propia orgánica. Para valorarlo se han llevado a cabo caracterizaciones y estudios de la evolución de los residuos de estas fracciones. En general se ha detectado un aumento del nivel de impropios en los envases y en menor medida en el contenedor de papel y cartón. Cabe decir que el índice de partida para los impropios de los envases era ya elevado, de 30,84%, pero con el cierre de los contenedores se ha incrementado hasta el 43,95%. Para el papel y cartón, los impropios antes del cierre de los contenedores estaba al 16,75%, y con el cierre de contenedores se incrementó al 23,98%.
Para la fracción orgánica, en su conjunto, se observa una mejora de la calidad de los residuos obtenidos de fracción, pasando del 12,78% de impropios antes del cierre, al 10,02% una vez los contenedores están cerrados. Estos datos nos indican que, para obtener todavía mejores resultados de selectiva, sería necesario controlar el acceso también a los contenedores de envases y cartón.
Mediante el estudio de los datos anteriores y posteriores a la aplicación del cierre de contenedores se ha constatado que no ha habido la temida “fuga de residuos” hacia barrios ni zonas limítrofes.
Por otro lado, se están analizando los datos obtenidos a través de las diferentes plataformas de cada una de las tecnologías. Este análisis permite conocer datos valiosos de como se comporta la ciudadanía a la hora de gestionar sus residuos, las horas que usan los contenedores, las proporciones de uso de orgánica y resto, entre otros datos de valor.
De las implementaciones del sistema se puede concluir que los mejores resultados se han obtenido en el barrio de Serrallo y, en segundo lugar, en el barrio de Bonavista. Por lo tanto, se observa que para obtener mejores resultados de separación con este sistema es esencial limitar las aportaciones de la fracción resto y posiblemente complementar el servicio con la recogida comercial puerta a puerta.
A raíz de los buenos resultados obtenidos y del aumento de la separación de los residuos por parte de la ciudadanía han sido necesarios sustituir algunos contenedores de fracción resto, por otros de fracciones selectivas (envases o papel y cartón), de manera que las islas de recogida de ya no tienen dos contenedores de resto.
Para evitar el incivismo de bolsas fuera de los contenedores, se cuenta con la colaboración de la Unidad de Medio Ambiente de la Guardia Urbana de Tarragona, la cual monta dispositivos específicos para minimizar esta problemática.
Con un escenario del 53% de recogida selectiva, el Ayuntamiento tendría un ahorro en incineración aproximado de 110.000 euros al mes, que equivaldría a 1.312.987 euros al año.
Otras acciones complementarías necesarias serían aumentar la recogida puerta a puerta comercial e implementar el pago por generación (lo cual implicará un cambio en la ordenanza fiscal de recogida de basuras).
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